Morelia Mich a 3 de julio del 2018.- Felipe Ángeles es una comunidad del municipio de Tarímbaro que cumple un año recibiendo agua con hidrocarburos, abastecida por el pozo que dota el vital líquido a esta pequeña población. La funesta mezcla les provoca un agrio sabor por el agua que utilizan para bañarse y en los quehaceres domésticos, y que algunos han ingerido no obstante los padecimientos que van minando poco a poco su salud, la situación los ha llevado a un peregrinaje infructuoso por dependencias como la Comisión Nacional de Agua (CNA), Petróleos Mexicanos (PEMEX) y El Comité de Agua Potable y Alcantarillado de Tarímbaro (COMAPAT), que se lavan las manos mientras el tiempo transcurre y aumenta el temor a una eventual tragedia derivada del robo de “huachicol”.
La desventura de esta gente comenzó cuando hace casi 12 meses una banda de ladrones de combustible intentó robar gasolina en el ducto que pasa a escasos 100 metros del pozo que dota de agua potable a Felipe Ángeles, ocasionando una fuga y derrame que se esparció por buena parte de la localidad, filtrándose hasta alcanzar la noria, que a partir de entonces dota de agua contaminada los hogares de esta comunidad de vocación agrícola.
Carmen Madrigal, encargada del agua en esta población de mil 500 habitantes, confirmó que casi se cumple un año del derrame ocasionado por ladrones de combustible en los ductos que pasan cerca del pozo que abastece esta población, la fuga obligó a muchas familias a evacuar la zona, la válvula dañada lanzaba chorros de combustible a una altura hasta de 20 metros, como si fuera una enorme fuente con un insoportabe olor a hidrocarburo.
Elementos del ejército Mexicano arribaron para resguardar el perímetro y ayudar a las familias a abandonar la zona, la fuga duró en goteo poco más de un mes, pero la incertidumbre continúa hasta hoy día, pues la gente de Felipe Ángeles no ha obtenido respuesta del COMAPAT a exigencia de sanear el agua, por lo cual las personas se preguntan si el gobierno espera una tragedia para, entonces sí, hacer algo.
El esposo de doña Carmen enfermó y tuvo que visitar el quirófano por beber agua del grifo, los médicos determinaron que a causa del agua contaminada sus intestinos se pegaron. Pero todos en Felipe Ángeles pagan las consecuencias y un recibo del agua por 450 pesos anuales. “Cuando uno se baña siente una picazón en el cuerpo, casi permanentemente en este pueblo sufrimos dolores estomacales y de cabeza, a los niños se les cae el pelo y padecen escoriaciones en la piel”, relata la señora.
Por su parte, la profesora Carla Jaimes, directora de la Escuela Primaria Josefa Ortiz de Domínguez, detalló que el problema en este plantel inició hace diez meses, cuando se lavó el tinaco y a los 2 o 3 días el agua estaba igual: con olor a combustible, color oscuro y “aceitosa”. A los niños les salen ronchas y presentan problemas estomacales, porque cuando van al baño se lavan las manos con agua infectada de gasolina; no obstante, anunció que insistirán en buscar el apoyo del ayuntamiento.
Un recorrido por el plantel permitió constatar las condiciones del agua en los depósitos de los sanitarios y en tambos de almacenamiento ubicados afuera de los baños, donde el líquido despedía un olor similar al de la gasolina.
Entre lágrimas, doña María Mejía Orozco se quejó de que su marido ha tenido que someterse a hemodiálisis a causa de la afectación que el agua con hidrocarburos ocasionó a sus riñones, “lo peor es que la economía del hogar no da para cubrir los gastos médicos”, lamentó.
El problema ha crecido afectando cada vez más la salud de la población, especialmente a los más pobres, quienes carecen de cobertura médica del IMSS, ISSSTE o Seguro Popular, pues los que tienen la posibilidad compran pipas de agua.
El encargado del orden en la localidad, Augusto Mejía Luna, confirmó que la contaminación del vital líquido se presentó hace un año y se atribuye a las tomas clandestinas que ladrones de combustible hacen en los ductos de Petróleos Mexicanos, informó que ya acudió a la planta de PEMEX y a la refinería de Salamanca, donde se deslindan de toda responsabilidad.
Sobre el robo de combustible, Mejía Luna señaló que para evitar problemas los lugareños cierran los ojos y hacen como que no ven a los huachicoleros, “porque si no, termina uno hasta colgado de un poste, y qué necesidad hay”, cuestionó.
Por su parte, Agustín Calderón Alvarado, Jefe de Tenencia de Cuto del Porvenir, pidió a las autoridades que volteen a ver a Felipe Ángeles y no esperen a tener que lamentar una catástrofe, advirtió que si no hay pronta solución tomarán medidas drásticas, como cerrar la planta de PEMEX que se ubica en territorio tarimbarense, “sabemos que es un delito federal, pero si no hay otra alternativa lo haremos”, aclaró que el problema no tiene tintes políticos, precisando que “solamente queremos solución”.