Por + Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Morelia

A ocho días de haberse realizado la jornada electoral, de cuyo resultado
han surgido los nuevos servidores públicos, quiero expresar mi reconocimiento
a las autoridades que estuvieron al frente de la organización,
y a la ciudadanía que participó generosamente en la organización y
votación. Nuestro País y nuestra Región de Michoacán, mostraron signos
considerables de madurez cívica.
Cómo lo hemos hecho a nivel nacional y como provincia de Morelia
quiero manifestar la disposición que tenemos como Iglesia y como parte
de la sociedad civil, para dialogar y colaborar en lo que nos corresponda
con todos los miembros electos: con el gobierno del Lic. Andrés Manuel
López Obrador, con el Congreso Federal y Local, así como con todas las
autoridades municipales electas que pertenezcan a esta Arquidiócesis y
Provincia, especialmente con el profesor Raúl Morón Orozco, quien desde
el 1º de septiembre será edil de esta capital michoacana.
Como arzobispo continuaré en el empeño por construir caminos de
reconciliación que lleven a las comunidades a vivir en paz. Hoy más que
nunca es urgente promover la paz social. La transformación de nuestros
pueblos y ciudades requiere participación ciudadana, corresponsabilidad
y generosidad constante, tanto de autoridades como de ciudadanos; es
decir gobernar para la gente, y con la gente.
Invito a todos los que han sido electos y que tendrán un cargo público
a que no olviden los grandes retos que tenemos como sociedad en materia
de educación, migración, campo, salud, y por supuesto, seguridad.
Quiero expresar mi apertura para que juntos, desde nuestro ser y quehacer
nos sumemos en un proyecto incluyente y vayamos encontrando caminos
que nos unan, nos reconcilien y nos lleven a tener una sociedad
mejor. Confío en que creyentes como no creyentes, podamos caminar
bajo la guía de los derechos humanos fundamentales, así como en la
búsqueda del desarrollo humano integral para un mejor Michoacán.

VACACIONES DE VERANO:
UN TIEMPO DE DESCANSO Y DE ENCUENTRO

Con el mes de julio llegaron las vacaciones de verano que, además
de ser un tiempo para tomar el sol, conocer lugares y divertirse, son una
gran oportunidad para cultivar la amistad, la buena voluntad, la familia y
la fe.
Este periodo de descanso es también una oportunidad para hacer
una revisión profunda de nuestras vidas, para la meditación y la reflexión,
en el silencio y la escucha, entrando en contacto con la naturaleza.
Los invito a no ver las vacaciones como tiempo para no hacer nada,
sino como un momento importante de nuestra existencia. Interrumpir el
ritmo de la vida ordinaria, que nos cansa física y espiritualmente, nos
ofrece la posibilidad de recuperar los aspectos más profundos de la existencia
y del quehacer humanos.
En los momentos de descanso, y en particular, durante las vacaciones,
el hombre está invitado a tomar conciencia de que el trabajo es un
medio y no el fin de la vida, y tiene la posibilidad de descubrir la belleza
del silencio como espacio en el que se reencuentra consigo mismo para
abrirse a la acción de gracias y a la oración.
Pido a Dios que todos sepan aprovechar este tiempo de descanso,
redescubriendo su dimensión contemplativa y espiritual. Que en este periodo
de descanso descubramos las huellas de Dios en el ciclo que se
cierra en nuestras vidas. Que sean días para renovar la vida y nuestras
relaciones de amistad y de familia.

En Cristo, nuestra Paz