Los cochinitos

Sr. López

En cierta ocasión acompañó este menda a su señor progenitor a comprar una refacción para su coche (para don López Sr., era cuestión de honor reparar él mismo su auto); no pasaban taxis, nos subimos en un camión que no iba muy lleno, pero igual, no había un lugar para sentarse. Nos acomodamos. Su texto servidor apenas llegaba al tubo que servía de agarradera en los respaldos de los asientos, al lado de su nada pequeño padre… en una esquina se subieron tres señores… y ya con el camión en marcha, nomás me empujó del hombro, “hágase para atrás”, murmuró (y cuando él hablaba de “usted”, la cosa era seria)… seguía todo normal, con este junta palabras extrañado y casi sintiendo tristeza (¿qué le daba pena yo o qué?). Era un día caluroso y el camionero iba con las dos puertas abiertas. De repente don López tomó a uno de esos tres señores del cuello y el cinturón y como si fuera almohada, lo aventó para la puerta trasera (gritos, “ayes”, el golpazo del tipo en la puerta al caer al pavimento, frenazo del chofer); don López, con una de sus manitas, tenía agarrado del cuello a otro de los señores (partía con las manos un directorio telefónico, sin trampa), y señalando al tercero, le dijo con su voz gruesa y con el mismo tono que se pide permiso para pasar: -“Nomás quieto o aquí pasa algo –el que tenía agarrado del cuello estaba parado de puntitas, como queriendo decir algo… o respirar. -¡¿Qué pasa?! –gritó el chofer, parándose de su asiento: -Nada… bajan –contestó don López padre… y sí, bajaron. Eran rateros, sólo él se dio cuenta: -Cierre su bolsa -le dijo a una espantada pasajera-, la estaban robando- cuide sus cosas… y tú, niño (este menda), abra los ojos, ahí está nomás babeando… ¡vivo! –bueno, ya le he dicho, un día le cuento cosas del caballero gracias a cuya colaboración, existe su texto servidor. ¡Vivo!

Ayer… ¡ay, ayer!… en la primera plana del Reforma, se nos hace saber a todos los sonrientes tenochcas simplex: “Ubican deuda de

país casi como ‘basura’”, sí, damas y caballeros, señoras y señores, pelados y educados, todos, todos, tengan claro que “los bonos de deuda del Gobierno mexicano están en riesgo de caer en grado ‘especulativo’, también llamado ‘chatarra’, ya que Pemex, la compañía petrolera más endeudada del mundo, amenaza con arrastrar las finanzas públicas, advirtió la agencia de noticias financieras Bloomberg (…) después de que Fitch Ratings redujo a Pemex el mes pasado en dos escalones su calificación crediticia, de BBB+ a BBB-, a un paso de categoría ‘basura’; los bonos del Gobierno han sido tratados bajo la especulación de que también serían degradados, al tener menor precio y exigírseles mayor rendimiento en el mercado secundario (y que), casi el 70 por ciento de clientes de gestores de fondos de Bank of America dijo en una encuesta de la misma firma que espera que México pierda su grado de inversión en los próximos años. Financieros señalan que perder el grado de inversión significaría que, para realizar nuevas colocaciones de bonos de deuda a futuro, México tendría que pagar mayores tasas de interés para compensar un mayor riesgo que le asignarían las calificadoras a sus papeles.

El problema es la preocupación por el paquete que “arma” el presidente Andrés Manuel López Obrador, para rescatar a Pemex, que requeriría de gran sacrificio fiscal. Y un señorcito Charles Seville, director senior de la Fitch, remató de pecho: “Las medidas anunciadas (para la petrolera), hasta la fecha han tenido un impacto bastante menor”.

Esto, según la abuela Elena (la mamá de López Sr.), es mala leche. No hay programa ni se ha presentado paquete de rescate ninguno, el gobierno apenas está acabando de montar en su caballo… y ya saben qué va a pasar y que no es nada bueno. Y no lo será, precisamente porque ellos, los calificadores, cabilderos y personeros del gran capital, de eso se encargan. No les gusta lo que ha hecho nuestro gobierno y ya están organizando descarrilarlo financieramente,

porque nadie con la casa en llamas anda alegando nada con nadie, nomás trata de apagar la lumbre. De eso se trata.

Acompaña esta noticia, otra igual de seria, pero en El Economista (nota de Belén Saldívar y Edgar Juárez): “Perspectiva del sector asegurador, negativa desde inicio del sexenio”… y otra vez, la Fitch Raitings (dueña del pandero, principal calificadora entre las tres más importantes del planeta este en que habitamos), hizo público que: “(…) revisó la perspectiva del sector asegurador mexicano de Estable a Negativa, pese a la fortaleza que han presentado las compañías en los últimos años (…)”; debido a la previsible desaceleración económica (menor crecimiento), la inflación (que los precios van a subir más de lo que suelen subir)… y la cancelación de seguros de altos funcionarios que ordenó el gobierno federal.

Están tratando de ahorcarle la mula de seises al Presidente. La verdad es que en el extranjero están muy atentos y sabían que ayer, por ahí de las cuatro de la tarde, estaba programada la reunión entre Hacienda y los tribunos de Morena en el Congreso, para explicarles con manzanitas cómo es la “Ley Pemex”, que les van a mandar para que la aprueben, consumando una verdadera contrarreforma energética, restando facultades al actual Consejo de Administración, aumentándolas al Director (nombrado por la presidencia de la república) para fortalecer a la empresa y si no regresarla a monopolio de Estado, sí desamarrarle una mano, porque oiga usted, así como está, está muy difícil…

No estaría nada mal mandar a la basura la reforma energética, a condición de hacer lo mismo con Pemex completo y empezar todo de cero (con un sindicato limpiecito), y eso es de libro de cuentos para nene de teta.

Al gran capital global, extranjero y nacional, le costó años de espera, rosarios a rodilla y sus buenas lloradas con moco, conseguir la reforma ya aprobada en el sexenio anterior. No van a aflojar, ya la consiguieron y los 500 pasteles son nomás para ellos, porque así son los cochinitos.