Por Padre Pistolas

– Se nos presenta en el evangelio de San Lucas la parábola del hijo prodigo, o mejor dicho la parábola del padre amoroso” el hijo menor le pide a su padre la parte de su herencia antes de que muera este, lo malgasta, sufre hambre, se arrepiente y regresa con su padre quien lo recibe amoroso y alegre, pero su hermano mayor lo odia y le reclama a su hermano lo pecador y a su padre lo bondadoso.

– En la actualidad estamos en las manos de la delincuencia organizada, matan, roban y secuestran impunemente, imponen a delincuentes en cargos públicos, pagan campañas políticas, que de hecho derrochan recursos públicos, a diestra y siniestra, de hecho se juntan para robar, descuidando los servicios y obras públicas, tratan de perpetuarse en el poder, desaparecen a contrincantes, compañeros que pongan en peligro su puesto, mandan a los militares como jaurías de perros, sin preparación, sin aparatos para intervenir en los teléfonos, en las computadoras, en las cuentas bancarias, aunque según eso serian fuera de la ley pero esto representa la ineficacia de los gobiernos federales, estatales y municipales del ejército y de la policía, cuando agarran a dichos delincuentes, se hincan, lloran como niños chiquitos, ofrecen sus fortunas a los soldados, si caen a la cárcel, los protege “Derechos Humanos” y salen en ocho días: con el dinero al que tienen y con esos jueces tan corruptos que tenemos a seguir robando, secuestrando y matando, incluso a niños, con su pasa montaña, pero sobre todo borrachos y drogados para adormecer su conciencia, que de otro modo su conciencia no las dejaría matar a esos niños y es cuento de nunca acabar.

– Ésta parábola representa el corazón del evangelio de Cristo nada de correr de la casa a la madre soltera, al joven borracho o drogado al padre de familia que abandonó a nuestra familia cuando chicos y no se la perdonamos.

– En cambio, este padre bondadoso trata bien a su hijo arrepentido, que al hermano que nunca falló, pero está lleno de celos, rencor y envidia, incapaz de perdonarlo y con un gran despotismo dice: “ese hijo tuyo…

– Mi lema es: mi arma más poderosa no es una pistola, si no la bondad, como Cristo, se vence a todo, porque no hay nadie que se resista a la bondad, el rencor y los celos son verdaderos infiernos, que nosotros nos buscamos y causa segura de nuestra infelicidad y amargura.

– El cambio radical que Cristo nos trajo es que ahora amemos a nuestros enemigos, que ahora no es una victoria en el cielo, la muerte de un pecador, si no que Cristo no quiere la muerte del pecador, si no que se arrepienta y viva.

– ¿Cómo compaginar esta hermosa y extraña doctrina con esos hijos de la chingada que secuestran, roban, matan niños, violan señoritas? Algo muy difícil y muy necesario, el hijo pródigo lo hizo, se arrepintió y tuvo su premio.

– Viejo, decía esa señora por teléfono, en donde andas.
– El marido, “esquiando” …
– No mames en Aguascalientes no hay nieve.
– Esquiando tan pedo que no sé nada.

Que Dios los bendiga.