Morelia, Michoacán, a 20 de agosto de 2019.- Las abejas participan de la polinización del 70 por ciento de los cultivos presentes en la dieta cotidiana de la población, y Michoacán es el hogar de, por lo menos, 11 especies de estos insectos fundamentales para garantizar la seguridad alimentaria.

Ricardo Luna García, titular de la Secretaría de Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Territorial (SEMACCDET), detalló que, conforme los registros de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), 10 de las especies de abejas que habitan en la entidad se encuentran en 17 municipios, mientras que una especie se distribuye en la totalidad del territorio estatal.

Así, la Trigona fulviventris se ha identificado en Coalcomán, en tanto que Xylocopa mexicanorum o abeja carpintera se localiza en los municipios de Lázaro Cárdenas, Morelia, Uruapan y Zitácuaro.

Otras especies son Eulaema polychroma o abeja amarilla de orquídea, que vive en Chinicuila, Chavinda, Morelia, Pátzcuaro y Zamora; Peponapis pruinosa o abeja de las calabazas, que habita en Santa Ana Maya, y Eufriesea caerulescens, mejor conocida como abeja metálica, que es propia de Zamora.

Además, Melipona fasciata o jicote, radicada en Madero; Melipona lupitae o abeja melipona, que ocupa los municipios de Arteaga y Churumuco; Melitoma segmentaria, distribuida en Yurécuaro, y Frieseomelitta nigra, concentrada en Apatzingán, y Scaptotrigona mexicana, detectada en Tuxpan y Charo, denominadas comúnmente como abejas sin aguijón.

En contraste, Apis mellifera o abeja melífera europea se observa en todo el estado y es la especie que tiene una mayor presencia en el mundo.

Con independencia de la zona donde habitan, las abejas en Michoacán ven amenazada su supervivencia por causas como el cambio de uso del suelo, por la expansión de la frontera agropecuaria y la mancha urbana; la destrucción de su hábitat natural, y el empleo indiscriminado de plaguicidas y pesticidas, sobre todo neonicotenoides, que se han relacionado con el síndrome del colapso de las colmenas.

Otros factores que atentan contra las poblaciones de abejas son los monocultivos, la introducción de especies exóticas y el cambio climático, que afecta las épocas de floración, la disponibilidad del agua y las temperaturas ambientales.

“Las abejas son esenciales para preservar el equilibrio ecológico y garantizar la seguridad alimentaria, ya que contribuyen a la polinización y la reproducción de muchas especies de flora; sin las abejas, la humanidad enfrentaría un futuro incierto, por lo que es nuestro deber protegerlas y conservar los espacios donde residen”, afirmó Luna García.