Por: Salvador Hurtado

¡¿CÓMO SE NOMBRA A ESTO?!

¿Qué es lo que está fallando que cada vez es indudable y más preocupante el rumbo ignorado al que llevan a la población y a las instituciones mexicanas? ¿Será falta de capacidad, será ineptitud, será impudor, será cinismo, o todo a la vez con todas las agravantes?

¿Cómo es posible que un sólo personaje con sed de venganza (no sabemos por qué) lograra lo que deliraba? A toda costa pretende postrar al país. ¡Y lo más deleznable!… que nadie se atreva a contradecir lo que expresa éste, ya sea por temor a perder el cargo, a excepción de dos funcionarios del gabinete que si lo hicieron, aunque haya sido suscrito en su renuncia.

Existe una desmembración de mexicanos e inclusive en muchas familias se da división por todo lo que expresa este gobernante, causando con ello, enfrentamientos verbales y distanciándose a familiares y amigos que alguna vez fueron entrañables.

Esto no ocurría, o no era tan neurálgico, ni cuando el Partido de la Revolución Democrática (PRD) estaba en pleno auge. Y conste que algunos de los más bribones que tenía ese instituto político en simbiosis con otros nefastos, todos igual del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido Acción Nacional (PAN), por conveniencia y temor al delirante ex priista y ex perredista, Andrés Manuel López Obrador, se unieron al partido del gobernante.

Es sólo cuestión informarse sobre los principales encargados de ejecutar las órdenes del Ejecutivo Federal. ¿Quiénes han sido?

Las tropelías que realizaron con otras siglas y cubriéndose con el manto gubernamental en turno, se sorprenderán de las propiedades de costos millonarios.

Hace ya muchas décadas, hombres de una grandeza excepcional como lo fueron el general Francisco J. Múgica, José Rubén Romero y Manuel Martínez Solórzano, entre otros, acuñaron las leyes más avanzadas del continente, muy por encima de países como Argentina, Chile, Brasil e incluso Estados Unidos. Esa legislación iba de la mano con la escuela, con la familia, con los amigos. Constituía pues, parte de la enseñanza del estado; así se domaba a la bestia profunda, arcaica y violenta, la que moraba en la selva. Hoy está en todas partes y que conste que no hacemos alusión a gubernativos de un sólo instituto; que quede claro, es a ¡todos! Sin excepción.

¿Acaso la corrupción es privativa de México? Como cualquier cosa, es asunto de cantidades; aquí hay más. En algunas partes del mundo, cuando crece la corrupción, hablan de mexicanización. Resulta demasiado fácil ubicar esta desventura en unas autoridades vagas con el fin de exorcizar al resto de la sociedad. Así que quienes creen que el México de hoy cambiará para bien, sin el ánimo de contrariarme con otros, no le veo por dónde, para otra ocasión enumeráremos los argumentos y el porqué. Aquí y allá surge información, indagaciones nacionales y por entidad sobre este fenómeno; se le ubica en pésimos lugares, sin embargo tal parece que a nuestras autoridades les vale madre y no corrigen el rumbo, será caótico y se acrecienta cada vez más, quedando muy pal paradas éstas y si no actúan ¿por qué será?

Sólo un argumento breve y actual, por ejemplo eso de dar dar un

pago extra al camión recolector de basura del municipio, dadivas a funcionarios de los tres niveles de gobierno, hasta una comisión a funcionarios por firmar una obra que debiera exclusivamente servir a la comunidad y a nadie más. Llevar y extender la justicia social disque ha sido una pretensión de todos los institutos políticos sin que de lejos se cumpla a cabalidad. Y no lo ha sido ni se ha podido ampliar por las desviaciones que cotidianamente se descubren en todas las franjas de la población. Los avances se ven disminuidos o francamente desaparecen por la exigencia de cumplir con lo que coloquialmente se ha bautizado como ‘moches’ deporte que practican administraciones de todas las siglas y de todos los tiempos, por ese filtro pasa todo, hasta el aire contaminado que respiramos. Alguna vez fue claro que una de las tareas irrenunciables del Estado era preservar la integridad de los ciudadanos ante la crisis de inseguridad, así como la supervivencia de sus bienes. Esto obligaba al gobierno, del partido que fuera, a realizar un papel educativo consistente en una exigencia de honestidad y eficiencia consigo mismo: practicar una constante autocrítica y evaluación sistemática del manejo de recursos de los contribuyentes. Esa regla de oro es el sustento de cualquier democracia: el pueblo para el pueblo, pero no… los titulares se ponen el disfraz de corderos y se rodean de una bola de trúhanes que son los encargados de realizarles el trabajo sucio negociando y extorsionando sin piedad a sirios y troyanos.

Al infierno: Y es que es el sitial que algunos consideraron ingenuamente como inmaculado. Más allá de un cierto tamaño y de una cierta coherencia, las unidades humanas dejan de funcionar o lo hacen a tropezones. De ahí que se necesite no sólo ese sistema anticorrupción, sino lo que es más profundo, volver al hogar, a la

institución donde se mama, se absorbe la escala de valores que le dan sentido a la existencia humana; lo que rebasa cualquier estudio del valor del dinero y del poder. Sin esto, ningún fiscal puede alcanzar el grado de honorabilidad exigible para el puesto. Necesitan reordenar prácticamente todo. La forma en que se vive es represiva y caótica cuando hasta el mínimo contacto con el otro depende de la dádiva y el usufructo del dinero. Si dejan que las cosas sigan como van, se llegara a la revancha de la especie sobre el espíritu, una vuelta a la selva de cascajo y todo tipo de contaminantes y venenos. Los individuos encerrados en sí mismos y la cohesión social en manos de la propaganda donde ni por asomo hay una idea o un proyecto de esperanza civilizatoria. ¿Dónde está la identidad colectiva; está en el futbol, en la tele o en la negocia política cotidiana?.