Morelia, Mich., a 27 de Octubre de 2019
TRADICIÓN, VALOR Y COMPROMISO
En torno a los próximos 1 y 2 de noviembre, la Iglesia celebra a Todos los
Santos y a los Fieles Difuntos. Después de celebrar a todos sus hijos
Bienaventurados en el Cielo, la Iglesia pide a Dios por todas las almas que nos
precedieron con el signo de la fe y duermen en la esperanza de la Resurrección.
Para celebrar a los Fieles Difuntos en nuestras tradiciones se preparan con
altares, comida, celebraciones, fiesta, recuerdo, convivencia, descanso…, este
llamado “Día de Muertos” es un desafío valorarlo y darle el verdadero sentido
cristiano. En México, cada pueblo, cada región, tiene sus propias tradiciones, sus
propios usos y costumbres. El Día de Muertos en Michoacán, es día de misticismo, de
simbología, de raíces prehispánicas, de altares, de ofrendas, de historia, de los
últimos días de octubre y los primeros de noviembre.
Estamos iniciando las celebraciones de este año 2019, y es buen momento
para considerar lo que significa, el origen de la tradición, lo que poco a poco hemos
ido olvidando, de la simbología de los altares y las diferentes actividades que
enmarcan la tradición más grande de México. Aquella, en la que la muerte toma a la
vez un sentido solemne, religioso y festivo.
La celebración del Día de Muertos varía de región a región, de pueblo a
pueblo, pero todos tienen un principio común: la familia, que se reúne para dar la
bienvenida a las ánimas, colocar los altares y las ofrendas, visitar el cementerio y
arreglar las tumbas, asistir a los oficios religiosos, despedir a los visitantes y sentarse
a la mesa para compartir los alimentos, que tras haber sido levantada la ofrenda, han
perdido su aroma y sabor, pues los difuntos se han llevado su esencia.
Nos unimos en estas tradiciones, nos unimos al recuerdo, al dolor, a la
oración, pero sobre todo a la fe de la nueva vida de la resurrección al conmemorar a
nuestros difuntos. La realidad de la muerte tristemente va visitando nuestros hogares
arrancándonos a nuestros seres más queridos, pero que estos próximos días nos
comprometan a ser agradecidos con Dios por la vida, a llevarnos bien con todos los
hermanos –vivos- con quienes caminamos hoy, a vivir la justicia y la paz, para que
cuando volvamos a “ver” a todos aquellos a quienes lloramos y recordamos en
nuestras tradiciones y celebraciones, gocemos eternamente de la paz que sólo Cristo
resucitado nos puede dar.
A MEJOR CIUDAD, MEJOR CALIDAD DE VIDA INTEGRAL
El próximo 31 de Octubre se celebra el Día Mundial de las Ciudades con el
objetivo de promover el interés en la urbanización y fomentar la cooperación para
aprovechar las oportunidades y afrontar los desafíos que plantea el urbanismo, así
como para contribuir al desarrollo urbano sostenible en ellas.
La urbanización planificada de las ciudades deben ser diseñadas para vivir
juntos, crear oportunidades, permitir la conexión e interacción… El tema para este
2019 es “Cambiando el mundo: Innovaciones y una vida mejor para las generaciones
futuras”. Más de la mitad de la población mundial vivimos en ciudades y se espera
que el número se duplique para 2050, convirtiendo así la urbanización en un serio
desafío.
Las ciudades siguen teniendo desafíos relacionados con la vivienda, el medio
ambiente, el cambio climático, la infraestructura, los servicios básicos, la seguridad
alimentaria, la salud, la educación, el trabajo, la seguridad y los recursos naturales.
Como Iglesia también tenemos desafíos evangelizadores en las ciudades,
estamos en el empeño de ser una Iglesia en salida, samaritana, para encontrar a Dios
que habita en ellas. Esos desafíos son:
1. Implementar un cambio en la mentalidad pastoral: Hoy ya no somos los
únicos que producen cultura, ni los primeros, ni los más escuchados. Por tanto,
necesitamos un cambio de mentalidad pastoral, pero no de una „pastoral
relativista?, que para estar presente en la „cocina cultural? pierde el horizonte
evangélico, dejando al hombre abandonado a sí mismo y emancipado de la
mano de Dios.
2. El diálogo con la multiculturalidad: Sin caer en un relativismo, ml que
negocia la propia identidad cristiana, es importante llegar al corazón de los
demás, incluso de aquellos que son diferentes a nosotros, y sembrar allí el
Evangelio.
3. La religiosidad del pueblo: No negar ni despreciar esta experiencia de Dios
que, aunque a veces dispersa o mezclada, pide ser descubierta y no
construida. Allí se encuentran las semillas de la Palabra sembradas por el
Espíritu del Señor.
4. Los pobres urbanos: Los excluidos y descartados cuyo grito no puede ser
ignorado por la Iglesia, ni entrar en el juego de los sistemas injustos,
mezquinos e interesados que tratan de hacerlos invisibles.
Como Iglesia tenemos dos propuestas para estos desafíos: Salir para
encontrar a Dios que vive en las ciudades y en los pobres, facilitando a la gente el
encuentro con el Señor; y ofrecer la presencia de una Iglesia samaritana, con un
testimonio concreto de misericordia y dulzura presente en las periferias existenciales y
pobres, actuando directamente sobre el contexto y la realidad sociales.1
+ Herculano Medina Garfias
Obispo Auxiliar de Morelia