Por: Javier Lozano
El escenario más reciente esta desconstruyendo el aparente florecimiento del PRD en Michoacán. El partido no solo está recayendo en el asentamiento de un continuismo que figura y es alimentado por un aprieto que se ha ido agudizando por una realidad que ha dejado de enfocar las principales demandas de una sociedad a través de la influencia que existe desde el gobierno de la administración Estatal. De ahí se sostiene y oxigena una institución derrotada, desinflada, sin brújula ni elocuencia; de eso depende el vínculo y las aspiraciones para retener o reafirmar el mando. La inestabilidad es una de las razones, que evidentemente permeo, sin embargo, ni siquiera el espontaneo recuerdo queda, de aquella gran columna que hizo convergencia en los años 80, ni mucho menos, de los liderazgos que hicieron posible la unificación de una propuesta ideológica que relanzo los valores populares y renovadores de la izquierda. El PRD está totalmente acabado, debilitado y con una crisis doctrinal que fue paulatinamente cavando su decadencia que ha mostrado como oposición.
La causa fundamental de todo, no solo radica en el discurso antipopular que han adoptado como respuesta de la indiferencia del aquel programa que prescindía de un dinamismo combativo, y de una corriente que abrazaba las políticas públicas que beneficiaran al colectivo, sino también, de la decepción por los hábitos y malas prácticas antidemocráticas que especialmente fraguaron por la tentación y la ambición del poder.
La “Verdadera Izquierda” e “Izquierda responsable”, son concepciones que políticamente oxigenan y alimentan el distanciamiento sustancial que se esfumó hace muchos años, por la manipulación y el autoengaño de los sobrevivientes o más bien, oportunistas que gozan del esquema político de las prerrogativas y, la capacidad de negociación con fines estratégicos de intereses personales que actúan en contra de una declaración de principios que está prostituida y manoseada en una magnitud sorprendente.
El naufragio que vive el PRD se resume sin entrar en más preámbulo en divisiones, tribus, alianzas, pactos, conspiraciones, chantajes, clientelismo e incapacidad ideológica de una izquierda que por muchos años fue exprimida por una camarilla que se autodenominaba progresista; se llegó al extremo, el día que consumaron una condescendencia de servilismo con el conservadurismo neoliberal; y peor aún, cuando se impuso a rajatabla y sin intervención de la militancia, una correlación con el PAN. En ese desastre, el PRD fue cayendo y ha quedado excluido como una corriente de pensamiento progresista, al menos en la vía de los hechos así lo ha demostrado.
Ahora, la dirección que han estado proponiendo, se opone otra vez al incipiente restablecimiento a través de nuevas formas de estructura que creen mecanismos de aceptación y fiabilidad partidaria. Sin embargo, el PRD no tiene remedio, parece que nuevamente perfila un instrumento que parte de la adhesión de todos los partidos políticos. Sí, del PAN, PRI y PRD ¿se imaginan? Esto desprestigiaría más al PRD, quien no asumió la consecuencia de crear una plataforma superflua; en teoría han mostrado una narrativa que se concreta a proponer una reconstrucción desde las bases, mediante la organización que aglutine a la totalidad de sectores sociales que aún arrastra el Sol Azteca. A pesar de ello, el PRD ya depende totalmente de otras fuerzas para sobrevivir, que emerjan especialmente de un clima doctrinal que figure con su propaganda anteriormente descifrada. No
obstante, las grandes dificultades de credibilidad que gozan, resulta evidente echar andar de nuevo un bloque similar al 2018, que ocasiono un cataclismo por el desplazamiento inusual que amalgamo con el PAN.
El PRD está podrido, y reafirmara su fracaso si vuelve a pactar nuevamente con el PAN. Será interesante percibir el proceso que se avecina en 2021.
Por cierto el PAN y PRI excluyeron, denostaron, golpearon y menospreciaron al perredismo durante años; esa dirección broto siempre por la frivolidad y delirio de grandeza que imperaba en la hegemonía del PRI y PAN; ahora, son amigos, novios y han fraguado un matrimonio que repudia la mayoría de su militancia, y el hartazgo generalizado de la sociedad.
Notas finales: parte de esa debacle se sostiene de una relación implícita con varias evaluaciones que muestran una inclinación dominante de Morena en la imagen del Senador Cristóbal Arias Solís, como el perfil que tiene una aceptación altamente y, la posibilidades de ser el candidato; asimismo, el actual gobernador Silvano Aureoles desde hace tiempo matiné una constante de resultados negativos; lo que resulta aún más difícil la posibilidad real de llevar mano en los próximos comicios. De ese modo, tristemente uno de las corrientes sociales que aglutino y estuvo caracterizada por el Partido de la Revolución Democrática: vivirá el último lapso y recuerdo de transición en 2021. No es algo que enorgullece a esta administración- ya que será testigo de un desenlace de extinción de esa época dorada; a comparación de otros procesos, este muestra nítidamente un hundimiento increíblemente contundente- según algunos sondeos, pero de igual forma, el clima de ingobernabilidad que marcará el final del PRD a nivel Nacional. Esto se convertirá en una realidad que ratificará lo que percibimos claramente a través de una lectura, sino sobre todo, de un abanico extenso de ejercicios que han tenido similitud cuantitativa de que el PRD: se encuentra en un agujero profundo e insostenible. Hoy por hoy esta visión es evidentemente innegable ante la vista de todos; el sol azteca manifiesta una expectativa de desconfianza y, una pérdida de dimensión doctrinaria. Es por ello, que existe una señal que ha ocasionado fuertes desencuentros con la militancia cerca de la inesperada alianza del “pacto por México, Michoacán al Frente”, y la probable adhesión de todos contra Morena: que producirá tensión porque siempre se trata de imponer a rajatabla los candidatos por medios de intereses unilaterales. Con eso el PRD sufrirá una migración de simpatizantes, quienes quedaran en la orfandad, al igual que se ejemplifico el clima desastroso del 2018.
Paradójicamente el mismo PRD está acelerando su debacle.