Escribe: Javier Lozano

Ricardo Monreal ha estado ligado a Andrés Manuel López Obrador desde hace tiempo. Fue coordinador en algún momento, y pieza clave en la operación territorial a la consolidación del ahora presidente en 2018. Desde el Senado de la Republica y como miembro de la Junta de Coordinación política y referente activo de la bancada de Morena, fue indispensable su liderazgo político para ser el hilo conductor de algunas modificaciones constitucionales que parten de la premisa de la agenda que fijó el ejecutivo federal en tiempos de campaña.

Sin duda en 2019 fue fundamental la mano de Ricardo Monreal en los momentos de grande tensión donde se concentró el jaloneo y la discusión; fue influyente a empujar la creación de la figura en la Guardia Nacional en medio de la irrupción de una oposición por los términos técnicos y operáticos; ahí, la aparición de su liderazgo, cobró mayor fuerza porque su capacidad fue determinante con la finalidad de continuar imprimiendo la relación y el arrastre que permitió sacar avante la propuesta. Asimismo, se mantuvo eficaz y ascendiente en las modificaciones al artículo tercero de la constitución, para gestar el nacimiento de un nuevo marco educativo que socavara el control monopolizado de la federación a los trabajadores del magisterio, sobre todo en lo pedagógico y evaluativo. De igual forma, se posicionó y se sobrepuso de la pugna abierta en el tema de la revocación de mandato, que era una de las propuestas medulares del esquema de López Obrador.

A pesar de que existieron algunas fricciones y desacuerdos con integrantes de la bancada de Morena en el Senado, Monreal encontró resonancia en la construcción de una fracción que se identificó sustancialmente con su rostro; las disyuntivas quedaron en segundo término, cuando se resolvieron algunos problemas que radicaban en las dinámicas y estrategias para impulsar el sendero que impidiera frenar el desencanto de las columnas de oposición, ante los objetivos de combinar los trabajar paralelos y afianzar la trasformación del motor de la 4T.

2019, el año de Ricardo Monreal.

Los avances del programa reformista de Andrés Manuel López Obrador, cosecharon, pero de igual forma, vislumbraron que Ricardo Monreal, ha desplazado un potencial que es fácil de atribuirlo a la enorme relación con el presidente; muchas de esas razones, evidentemente tienen una premisa de una conducción que durante mucho tiempo, ha sido parte medular de la retaguardia que ha sostenido un movimiento social dirigido por el ahora ejecutivo federal. Eso, se asimiló por una mezcla inseparable que puede resumirse en la creación organizativa desde el Senado de la República, en la resolución que ha recurrido diversas veces al liderazgo de Ricardo Monreal y su coordinación.

Esa fuerza además de moverse activamente por un sendero productivo, unificará nuevamente los trabajos para encaminar la palanca que seguirá promoviendo la relación y liderazgo operativo

como coordinador de la bancada de Morena; asimismo, tender los puentes con la oposición a fin de encontrar similitudes y una efectividad.

Crear esas relaciones y, condiciones necesarias de un equilibrio, serán fundamentales a emprender un bosquejo justamente favorable a la Ley de amnistía; esta, una: connotación respaldada por el presidente; pero dependerá mucho del trascendental trabajo que realice Ricardo en el legislativo. Otra de las propuestas a la ley de modificación, se ha convertido en un eje de discusión y, tienen que considerarse con la reducción al financiamiento de los partidos políticos. Este tema, ha desencadenado una gran inconformidad por la contraposición, quienes acusan de estructurar una ofensiva con la intención de debilitar sus instituciones; sin embargo, el monto altísimo de las prerrogativas, implicaba un dispendio desmedido del recurso; si partimos del programa de austeridad, y la necesidad de ponderar un manejo de recursos a las áreas de oportunidad que más lo necesitan, es fundamental sostener que el cambio es inminente a una asignación responsable y sin frivolidades.

Morena operará este año, con el 25% de las prerrogativas que le corresponden.

La mano política de Ricardo Monreal, estará supeditada a que con anticipación, ubique las condiciones que puedan tomar apariencia para adquiere resonancia en los rubros más dominantes de la agenda legislativa del 2020. En ella, también se incluyen temas que encontrarán resistencia de la oposición, sobre todo en la modificación electoral; el tema de uso del Cannabis; y una reforma judicial. Será fundamental que Ricardo vaya penetrando de forma colectiva, pero de igual forma, buscar los canales con las demás fracciones; seguramente cumplirá, porque su experiencia que hemos observado durante años, ha sido decisiva a impulsar su influyente liderazgo, emprendido por un referente como López Obrador.

El 2019 fue un año productivo para Monreal; el 2020, propiciará afianzarse como una de las cartas fuertes rumbo al 2024; su epicentro operativo seguirá siendo el Senado de la república, y su enorme interlocución con Andrés Manuel López Obrador.