Escribe: Javier Lozano
El pasado sábado 7 de marzo, tuve la fortuna de asistir al evento que organizó el colectivo “Mujeres Haciendo Historia”. Esta plataforma se sostiene ideológicamente gracias a la participación social de miles de mujeres que en gran medida han asumido un rol protagónico a través del respaldo que confirma el desafío de la cuarta transformación Nacional: un esquema integral de actividades que pondera la igualdad de género a fin de construir una sociedad donde la inequidad, sea sustituida en consecuencia de las grandes batallas que han ratificado el papel preponderante de la mujer en la actualidad.
A nivel Estatal en Michoacán, se ha ubicado como un mecanismo de lucha en la participación activa que— precisamente se consolidó, en una fecha donde las atrocidades del sistema conservador, monopolizaba la diversidad y la democracia por medio de las practicas más antisociales que abundaban a mansalva; sin embargo, eso en ningún motivo hizo claudicar, ni sucumbir la resistencia que enfrentaron miles de mujeres cuando se perpetró uno de los fraudes que enterró por completo los inicios de una pluralidad incipiente, pero al final frágil y endeble— porque se manipulaba sin miramientos en un sinfín de ocasiones.
1992, es una fecha que marcó la reivindicación de una de las expresiones bajo el liderazgo de María Ortega Ramírez; precisamente esa premisa, se hizo evidente en muchos de los testimonios anecdóticos del proceso cuya fase, formaba parte de un puñado de mujeres convencidas— que el único camino hacia comenzar a sentar las bases de aquella blandengue democracia— que era prostituida y lapidada por ese rapaz aparato gubernamental que desintegraba sin ningún sentimentalismo— la voluntad que incrementaba la entrada de una corriente popular, era el acompañamiento que alimentaba un bloque de defensa para exigir la legalidad y certidumbre de uno de los comicios más viciados que, adoptaron la manipulación y las artimañas quizá hasta un punto descarado de cinismo.
A través de esa grieta profunda que sembró el cacical PRI, existe una remembranza de batallas largas y eficientes, con una intensidad confeccionada por asambleas, mítines, marchas y actividades que con nitidez, actuaban conscientemente— ya que se trataba de la intransigencia proporcionada por una degradación que aplicó la combinación ruin de la supremacía y el apetito del poder.
Esos importantes capítulos, se nutrieron propiamente a través de un video recuperado de 1992— que atestiguó el papel protagónico bajo el referente de María Ortega Ramírez. No puedo negar que ese rodaje— me hizo reflexionar que para la mujer, no existe ninguna barrera que impida su avance natural por medio de su liderazgo y tenacidad; asimismo, las imágenes marcaron un precedente que estuvo a punto de llevarme a las lágrimas— cuando una energía invadió mi cuerpo por ese sentimiento y nostalgia de observar a miles de mujeres no rendirse ante las adversidades del clima y diversos factores que permeaban en contra de una marcha que abanderaba el cumulo de inconsistencias que ensombrecieron el acceso a la administración gubernamental que anunciaba como mayor nitidez que— el referente de Cristóbal Arias Solís— había ganado las elecciones de forma avasalladora.
Esa lectura, desnudó las diferencias marcadas de un sistema clientelas y corrupto bajo la tutela de Carlos Salinas de Gortari. Ante ello, descubrimos el potencial irrestricto del rol de la mujer, conteniendo la fase coyuntural que pudo ser decisiva para sembrar el predominante avance de una corriente progresista de las fuerzas sociales de una convergencia que cada vez era nutrida por el trato desigual de un perverso sistema omnipotente. (PRI). Ese ciclo electoral, arrojó un matiz sustancial que ha podido convocar nuevamente la entrada de una inclinación que cada vez escala en un clima similar a 1992 y 2018. Me refiero con mayor precisión, al momento clave que hoy en día vive el actual Senador Cristóbal Arias Solís. Caso contrario de aquel oscuro 1992, donde de igual manera, se ha comenzado a adquirir el respaldo efervescente; esta vez, con una atmósfera que depende en gran medida de una transparencia institucional y gubernamental que se cristalizó hace un par de años con la entrada de la cuarta transformación. (Ya hay certidumbre)
Lejos estamos de 1992, una fecha que marcó la pauta y reafirmó que el pasado, ha logrado sujetar nuevamente en la esperanza rumbo a las elecciones intermedias del 2021. Hoy en día, las condiciones están dadas para que Cristóbal Arias Solís se convierta en el candidato de la única izquierda que existe en el país, Morena; ante ello, no solo fundamentamos lo anterior por el largo paso que mantiene el Senador en las encuestas, sino, porque la diferencia sin menospreciar a los demás— es abismal, monumental y posee un grado de experiencia y conocimiento por el enorme bagaje que respalda al legislador. La historia se está reacomodando puesto que en la política, hay también justicia.
Notas finales: muchas gracias al Mtro. Arturo Herrera quien me ha acercado al pasado cronológico del senador Cristóbal Arias Solís; de ahí, se desprende que tengamos un material de una crónica y recapitulación de aquel Michoacán de 1992, en una sinopsis de Pascal Beltrán— que actualmente es columnista en Excélsior. Próximamente realizaremos una minuciosa y detenida narrativa donde prevalecieron uno de los actos más peyorativos contemporáneos de nuestro territorio: la manipulación, el chantaje, el fraude, la difamación y todo esos elementos que laceran la democracia.