Por: Lilia Cisneros Luján o ocurrido hace cinco semanas, en la alcaldía Tláhuac de la ciudad de México, ha despertado la curiosidad con relación a un tema que implica millones de pesos anuales, mismos que los gobernantes usan y pagan con los recursos que los ciudadanos hemos aportado vía fiscal. ¿Qué mágico sortilegio permitió que la oferta de 10 mil pesos a los familiares de los fallecidos, se incrementará en unas horas a sesenta y en pocos días a más de seiscientos mil? ¿Cuál es la alternativa de quienes han rechazado dicha oferta y se suman a las acciones legales en contra de ¿¿¿???, no solo el gobierno sino las empresas que participaron sobre todo en la construcción de la línea doce del metro? El tema se denomina “seguro” Este mecanismo de protección existe desde hace cientos de años y se ha desarrollado como una repuesta a la búsqueda de seguridad fundamentalmente cuando existen riegos imprevistos. Con el paso del tiempo se ha perfeccionado y ampliado esta actividad esencialmente comercial, a fin de cuidar el correcto funcionamiento de la industria y las actividades mercantiles en todo el mundo.
La estructura del mercado y la fortaleza de los organismos encargados de su regulación y supervisión de las aseguradoras, son la base para que este sector, por su sustento técnico y legal preserve los derechos de los asegurados Los que hemos protegido nuestro negocio –contra robo, incendio etc.- o quizá el coche por riesgos similares, sabemos que el seguro es simplemente una promesa, el coche es algo tangible, lo vemos, lo manejamos o sentimos; pero el seguro, nos permite la tranquilidad de poder recuperar todo o parte de la inversión, si nos lo roban o si por accidente dañamos un tercero con ese auto. Se dice que es una aventura pues se paga por adelantado y a lo mejor por años no nos acontece nada que amerite “llamarle al seguro” pero si el riesgo ocurre, debemos tener garantía de que la prima que asumimos es la correcta y que en todo caso el seguro va a responder. ¿En dónde está pues la estafa en materia de seguros? Lo que más se publicita, son las mañas de algunos usuarios –que se aseguran dos veces, que lo hacen cuando ya el riego se dio, que proporcionan información falsa, incluso que provocan el daño; pero y ¿si el asegurador no tenía fondos para garantizar la prestación futura contratada? O lo que es peor, ¿si lo que pagó, no incluía el percance que le ocurrió? Ninguna aseguradora, está en la posibilidad de cubrir todos los riesgos, por ejemplo, los OSG tales como los vinculados con la naturaleza –inundaciones, explosión de un volcán, temblor, socavón- las consecuencia de una empresa con la cual se tiene contratos y esta no asume las responsabilidad mínima en materia ambiental, de derechos humanos, de ejercicio en su entorno social –contratar menores de edad por ejemplo- y sobre todo las gubernamentales que suponen proveedores, accionistas y colaboradores, con cierto grado de ética cuando menos en materia ambiental[1]. ¿Cómo se resuelven los casos que no puede asumir una aseguradora? El tema se llama reaseguro.
Las propias aseguradoras, se protegen, ante la eventualidad de que las obligaciones adquiridas con sus usuarios rebasen su capacidad de cumplimiento; o sea, si el seguro básico del metro solo paga hasta sesenta mil pesos por un muerto pero no está en la capacidad de pagar por 26 de ellos y tampoco lo calculado es cantidad posible, para actuar en justicia o evitar un complicación política mayor, entonces entra en acción el reaseguro a quien el cedente –primera compañía de seguro- le transfiere la totalidad o una parte de su prima. ¡Por supuesto esto cuesta! al asegurador primario o cedente y se traduce en costos para el usuario[2]. Así las cosas, el usuario no solo debe conocer en detalle cuales son los eventos por los que se le asegura y quien es su re-asegurador en caso de que la prima pagada no incluya otras cosas. Esto se hace muy importante cuando el usuario es una compañía -a la cual una avalancha le puede arrasar sus instalaciones o vehículos o es difícil definir la totalidad de riesgos- y lo que es más fácil de entender: a los gobiernos que tienen la responsabilidad fundamental de proteger a los ciudadanos; pero que no están en la posibilidad de “adivinar” hasta donde y cuantos serán afectados por cualquier fenómeno natural, solo por citar un ejemplo. ¿Quién puede sacar raja de un seguro o lo que es más grave un reaseguro? El tema es tan delicado por la competencia adelantada entre el secretario de relaciones exteriores y la jefa de gobierno, que esta última se ha apresurado a informar que ya se entregaron con fondos del seguro de metro indemnizaciones a familias de fallecidos y a 75 de los lesionados; pero ¿quién se electrocuta por una línea de alto voltaje de la CFE, también es indemnizado? ¿Cuáles son las compañías aseguradoras de esta empresa del gobierno? ¿Se les designa o se les invita licitar? Lo mismo podemos peguntar respecto de PEMEX y siendo tan altos sus riesgos ¿Se sabe con quienes se re-aseguran estas empresas que ganan una licitación que según sabemos reciben anualmente como pago de prima casi 63 mil millones de pesos? Los responsables de estos contratos, ya saben cuál es el riesgo político y jurídico de asignaciones por estos montos; pero ¿Qué se hace para que las empresas que quieren licitar, queden fuera del concurso y finalmente se contrate al “amigo”? Dado que los excluidos no son estudiantes de secundaria, la información de los detalles de esta estafa maestra, ya están circulando e involucran a una aseguradora del reino unido. ¿Quiere conocer más detalles de este acto de corrupción multimillonario de un gobierno que dice estar buscado la honestidad presente y futura y el castigo para los corruptos del pasado?
1] ShareAction descubrió que menos de una quinta parte de las empresas evaluadas tienen estrategias relacionadas en impulsar la sostenibilidad. Incluso menos tenían un miembro de la junta con alguna experiencia relacionada.
[2] Que puede ser un particular, una empresa o un gobierno