Según él su verdadera enfermedad
era la vejez, y la vejez no se cura.
Albert Camus
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Estimado lector, gracias. Cada día que pasa la 4T de López Obrador nos regala perlas de la poca transparencia y corrupción que según él se había terminado por decreto, pero la cosa es tan profunda y tan añeja que solo cambiaron los nombres de quienes la ejercen, sigue habiendo amiguismo, nepotismo, no se licita y se asigna de forma directa, hay escándalos que persiguen a sus funcionarios, un fiscal que busca procurarse “justicia” ante un pleito familiar donde hay alevosía y ventaja, si usted cree que estamos mal, faltan tres años y la cosa se va a poner peor.
Por lo pronto hay que reconocer lo que sucedió en la Suprema Corte de Justicia de la Nación que le suspendió de manera parcial la aplicación del “decretazo” del Pejelagarto, que clasifica como seguridad nacional e interés público los proyectos y obras del Gobierno de México, es decir guardarse la información cuando son obras públicas realizadas con recursos públicos, aunque se pregona cada que se puede que “la vida pública debe ser cada vez más pública”, siempre y cuando no se aplique al actuar del presidente.
Lo mismo pasó cuando Jaime Bonilla exgobernador de Baja California, quien fue electo para ocupar el cargo por dos años juró por cinco, y los de Morena lo apuntalaron sabiendo que estaba fuera de la norma quisieron imponer la trampa, así se guardan para después sus mentados principios de “no robar, no mentir y no traicionar”. La entonces secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, que es una eminencia en eso del derecho, decía a Bonilla que era “legal porque la norma estaba vigente…”. De nuevo la Corte echó abajo los planes que tienen en Palacio Nacional, pues la resolución fue clara, solo dos años, pero la acción de la imposición quedó ahí con el consejo de Sánchez Cordero.
Ahí queda de manifiesto porque al poder Ejecutivo le urge someter al Judicial de la misma manera como lo ha hecho con el Legislativo que todo le ha pasado en San Lázaro. Por fortuna algo se movió para que el ministro presidente SCJN, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, rechazara la ampliación de su mandato de dos años y se comprometió que terminará sus labores el 31 de diciembre de 2022 como marca la Constitución y para el que fue electo por los ministros, desairó al Pejelagarto quien quiere una reforma en ese poder y según él, Zaldívar era el único que la podía encabezar.
Hoy más que nunca debe arraigarse la separación de poderes, porque cuando se tiene a un Caudillo como López, este quiere manejar todo y encarnar hasta la justicia, con la imposición de un poder unívoco como el que tiene el presidente se debilitan las democracias, por eso no le gusta como está configurada la República, afortunadamente no es un monarca, aunque lo crea y se lo digan sus incondicionales.
En los siguientes días veremos a López Obrador desatar su furia contra la Corte, vendrán ataques y los pondrán en la picota de sus jaurías rabiosas, de sus medios y de sus “comunicadores”. Conste que no se trata de dar gusto ni a uno ni a otros, se trata de cumplir la Constitución que al día de hoy nos rige, aunque no les guste… pero mejor ahí la dejamos.
Entre Palabras
Habrá alianza para el próximo año, con un PRI secuestrado por “Amlito” Moreno, un PAN en franca negociación con la 4T y un PRD desahuciado. ¿De verdad Va Por México?
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Hasta la próxima.