Nos caeríamos en una dialéctica de imán

y limadura, de ataque y defensa, de pelota y pared.

Julio Cortázar

Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez

En la narrativa de López Obrador y de su 4T es recurrente la aparición de conceptos éticos y mencionar que ellos no son iguales a los del pasado refiriéndose a los priistas que convirtieron su marca en un sinónimo de corrupción. Morena adoptó los principios de “no robar, no mentir y no traicionar” que son trasgredidos con facilidad y perdonados por el elegido de Macuspana siempre y cuando tengan un fin pragmático (tendencia a conceder primacía al valor práctico de las cosas sobre cualquier otro valor) de ayuda a su movimiento que nació corrupto.

Así el poseedor de la verdad en el cual se ha erigido López Obrador, sentencia con gran facilidad a todos aquellos que no están con él, no escucha y ve contrincantes por todos lados, se está quedando solo y recluido en su Palacio, pero desde ahí quiere asegurar su futuro y el de sus cercanos, como los viejos y como él mismo lo hizo debe encontrar quien tape sus errores, ser el titiritero o por lo menos firmar un pacto de impunidad como el que se hizo con la “mafia del poder”.

La explicación del crecimiento tan rápido de Morena se puede manifestar por dos vertientes. Primero, la figura del líder político más importante de los últimos tiempos como lo fue el Pejelagarto combinado con el hartazgo por la corrupción obscena del nuevo PRI. Segundo, el pase de charola de sus cercanos para obtener recursos y lograr convertirse en un partido político y la política de puertas abiertas para todo aquel que aportara su capital.

Ahí se inscribe a la profesora Delfina Gómez quien descontaba una cantidad a los trabajadores del Municipio de Texcoco, pero el modus operandi no es nuevo, el mismo López Obrador lo hizo cuando fue jefe de Gobierno del DF, luego Marcelo Ebrard y hasta Miguel Ángel Mancera le entró a esa práctica, lo mismo otros en los estados y municipios, ahí queda para el recuerdo Eva Cadena con el mote de la “Recaudadora”, Pío y “Martinazo” López Obrador, claro que eran aportaciones y nada ilícito, seguramente los diferentes y superiores morales no se prestarían a tales actos viles (léase con sarcasmo).

Durante la campaña para la gubernatura del Estado de México del 2017, Ricardo Anaya que era presidente del PAN denunció que Delfina Gómez había hecho descuentos al personal de Texcoco, ella lo aceptó en una entrevista con Carmen Aristegui, dijo que fueron 200 trabajadores que solicitaron dar esa aportación, ahora el INE confirma que fueron 550 trabajadores que vieron ordeñado durante 30 meses su salario que fue a parar a la campaña del 2018. La maestra casi le arrebata la gubernatura a Alfredo del Mazo, pero como Delfina hizo bien su chamba la premiaron con una senaduría y luego la Secretaría de Educación Pública.

No hace mucho el presidente López destapó a la profesora para que vuelva a ser contendiente en el Estado de México y puso a temblar a quienes le mueven los hilos a Gómez Álvarez que quieren ser candidatos, pero ahora todos ellos están manchados por la corrupción como los priistas. ¿Cómo era eso? ¿“Hay aves que cruzan el pantano y no se manchan”?… Mejor ahí la dejamos.

Entre Palabras

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Hasta la próxima.