Es hipócrita hablar de acabar con la injusticia.

Lo único que podemos hacer es hablar de equidad:

dar las posibilidades para que los hombres hagan

las cosas si es que pueden hacer las cosas.

Ikram Antaki

Por Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez

En las pláticas de café ronda una idea que se va repitiendo exponencialmente, se dice que para ocupar la presidencia de la República, el que ha de llegar tiene que hacer pactos con los grupos de poder de los diferentes ámbitos del país, se cuenta que eso sucedió con López Obrador y que por eso llegó con las manos atadas, claro que punto y aparte es la incapacidad que él acusa como administrador público que no es lo mismo que la campaña política, la declaración fácil y el azuzar a sus huestes para polarizar y decir que todo estaba mal, así lo hizo desde que Felipe Calderón le ganó la presidencia en el 2006 y se convirtió en el mejor opositor que ha tenido el país.

Durante la campaña política del 2018, en este espacio publiqué que los personeros de López Obrador y los de Enrique Peña Nieto andaban muy activos en el coqueteo. Luego el columnista Salvador García Soto escribió sobre un “pacto” entre el tabasqueño y el mandatario. Peña sabía que iba a perder la presidencia y como Ricardo Anaya le pareció un tipo poco estable y dada la corrupción del sexenio, necesitaban quien les cuidara las espaldas, un cómplice, por eso se decantaron por López. Solo así se encuentran muchas explicaciones, nada pasó en aquello de terminar con la corrupción, lo único que sucedió fue que cambiaron los rostros y los nombres. Los hombres importantes del “peñato” esos no se tocan y menos al expresidente.

En los últimos meses, la periodista Anabel Hernández ha publicado sobre la posibilidad de que existan nexos de la 4T con cárteles de la droga, se habla de infiltraciones, cada quien tendrá su postura sobre los dichos de la reportera, pero en el pasado reciente los que ahora la descalifican, le aplaudían por haber exhibido a Felipe Calderón Hinojosa y a Genaro García Luna. Resulta imposible que el último presidente panista no estuviera enterado del actuar de su hombre más importante y eso se puede extrapolar a esta administración. Claro que el periodismo se trata de probar, de buena fuente le digo estimado lector, que pronto verán la luz varias investigaciones que pondrán a temblar a más de uno.

Lo que no se puede negar es la política de brazos caídos en aquello de ir contra los delincuentes, ya resulta una burla eso de “abrazos y no balazos” que receta el Pejelagarto a la menor provocación, ahí quedan sus 124 mil 960 muertos y contando que lo colocarán como la administración más violenta. Ya es indignante la defensa que hace sobre las personas delincuentes en un falso humanismo que ya ni los suyos le creen, que conste que no se trata de ser barbaros para caer en el “ojo por ojo”, es un asunto de aplicar la Ley y que el Estado de derecho se encargue, que los Derechos Humanos actúen en los casos que debe y no a conveniencia. Pero López ya nos mostró que no es hombre de respeto, ni de valores, menos de ética, solo se siente superior porque así lo cree, por eso reza “no me vengan con el cuento de que la Ley es la Ley”, ¿Qué tendría de malo en revisar y corregir su estrategia de seguridad?

A cuatro años de haber ganado la presidencia y con varios fracasos a cuestas, el presidente López Obrador tiene varios frentes abiertos que los utiliza para martirizarse, para contrastar su corrupción con la del pasado, para hacer proselitismo velado, por eso se confronta con el que se mueva, los intelectuales, investigadores, defensores de derechos humanos, ecologistas, empresarios y ahora con parte de la iglesia católica que le señala que su política contra la inseguridad es pura demagogia, el común denominador ha sido cuestionar las malas acciones y malos resultados, claro ya sabemos que el caudillo quiere obediencia a ciegas.

Le duele y enfurece que cuestionen la “estrategia” de seguridad, pero ya fueron muchos muertos y ya superó a Calderón en violencia y en cinismo, se convirtió en lo que tanto odiaba, claro que la diferencia radica en su popularidad por los programas sociales que compran conciencias y votos, hoy la delincuencia va ganando, cuidado a quien se le vendió el alma, porque eso no se podrá ocultar… Pero mejor ahí la dejamos.

Entre Palabras

Sheinbaum de fiesta en Tabasco por aquello de la inauguración de Dos Bocas, en franca campaña política, mientras la Ciudad de México se le cae a pedazos, inundaciones, explosiones, el Metro, delincuencia. ¿Si son realmente superiores morales por qué no renuncia?