Palabras Más / En campaña y no prende
Los que nos prometen el paraíso
en la tierra nunca trajeron más que infierno.
Karl Popper
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
A López Obrador le tomó 18 años ser presidente de la República, insistió una y otra vez, a pesar de las campañas en su contra y que los votos no lo favorecieron en el 2006 y luego en el 2012, se inventó su presidencia legítima y para ello y sus visitas a 162 municipios del país les pasó la charola a los diputados y jefes de Gobierno de la Ciudad de México quienes lo patrocinaron todo ese tiempo hasta que por fin en el 2018 llegó a Palacio Nacional con su grupo de incondicionales entre los que se encuentra Claudia Sheinbaum quien se dice que es su “corcholata favorita” pero que no termina por cuajar.
Las últimas semanas han sido difíciles para Sheinbaum Pardo, no le ha ido nada bien en su búsqueda por conservar la posición de la favorita de su mentor. La aprobación de la reforma para que las Fuerzas Armadas permanezcan en la calle hasta el 2028 le dio puntos al senador Ricardo Monreal y Adán Augusto López, el segundo goza de toda la confianza de su paisano tabasqueño, mientras que el zacatecano avanza poco a poco, pero dando pasos firmes, siendo institucional y cumpliendo las encomiendas de López en el Senado de la República.
Aquí se lo he dicho estimado lector, hemos hablado sobre un grupo de mujeres que impulsa a Claudia Sheinbaum y lo encabeza Beatriz Gutiérrez Müller, las gobernadoras de Morena comenzando con Layda Sansores y legisladoras, en ese grupo se encontraba la ex secretaria de Economía Tatiana Cloutier que dejó el cargo y por obvias razones también deja la promoción de quien se siente sustituta del Pejelagarto. En 2018, además de coordinar la campaña de López Obrador, Tatiana hizo mancuerna con Alfonso Romo y se volvieron interlocutores con empresarios entregando buenos resultados, por eso Sheinbaum la quería cerca, pero me cuentan que la relación con el inquilino de Palacio Nacional está rota, así que difícilmente se incorporará a una campaña presidencial.
Para este régimen que gusta de las viejas liturgias priistas solo se libra una guerra de porras entre Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, se trata de saber quién grita más fuerte, aunque este pactada una encuesta para saber quién sería el candidato, López Obrador y su presidencialismo tomará la determinación quien será el abanderado, pero no deja de ser una campaña los actos de los antes mencionados.
Luego de la fiesta que se organizó la jefa de gobierno en el Auditorio Nacional con sus amigos para dar un informe de gobierno, Sheinbaum recorre las 16 alcaldías aplicando la estrategia de las rechiflas y mentadas de madre para los alcaldes que la acompañan, luego ella toma el micrófono y pide calma para que se vea que es tolerante, así lo hizo su patrón cuando visitaba los estados ya como presidente, se abucheaba a los gobernadores de oposición.
Por cierto, ese ejercicio de rendir cuentas en cada demarcación, en el Congreso de la Ciudad de México y en el Auditorio Nacional todavía no aclara cuánto es que costó, si bien no pueden considerarse actos anticipados de campaña, la promoción de su persona existe, así lo demuestran los espectaculares con las portadas de revistas en las que aparece la funcionaria y que se pueden ver por todo el país.
Lo cierto es que es muy pronto y ya le falta gas a Claudia Sheinbaum que en la elección intermedia perdió 9 de las 16 alcaldías, no le dio resultados a López en aquello de la consulta de revocación de mandato, perdió Durango el estado que le tocó operar, se cae en las encuestas donde registra un 29% de la simpatía y simplemente no termina por conectar con la ciudadanía.
Es muy probable que en el 2024 la Ciudad de México caiga en manos de la oposición, el bastión que le dio todo a López Obrador, escaparate político y recursos desde el 2000. A la hora de hacer la evaluación y decidir quién será su “corcholata”, López no se va a tentar el corazón y no habrá encuesta que valga, así como vamos se tratará de conservar el poder por el poder… Pero mejor ahí la dejamos.