EL PATRIOTISMO CONSTITUCIONAL
Por Antonio TENORIO ADAME
El Presidente de la República conmemora este lunes 5 de febrero la formación de la Nación con más de 10 iniciativas de reformas a la Constitución.
¿Logrará proyectar su modelo de bienestar social de país democrático?; o ¿es un ardid electoral sólo para visibilizar la deslealtad del adversario al interés comunitario?.
Réplica de la Minoría.
La fase final del Gobierno de la 4T se enfrenta a la premura de recuperar el Estado con sentido social frente a la tendencia a la dispersión del neoliberalismo, con tributación a los complejos empresariales planetarios.
La posibilidad de reencauzar la Constitución a sus fines originales de interés social depende de regular las tendencias de dispersión externas que impulsa tanto la migración como la incorporación al mercado abierto.
Desde luego, no es tarea que se defina en un sexenio, sino corresponde a plazos de largo aliento.
De tal modo redefinir una Constitución que respalde la construcción de un Estado social ha de sostenerse y promover un patriotismo constitucional.
La raíz del Patriotismo Constitucional para explicar sus razones de proponer una acción a los mexicanos para fortalecer la soberanía ante los retos de la asimilación al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, TEMEC, así como las repercusiones múltiples de la migración.
En el libro de mi autoría: “El patriotismo constitucional”, editado como homenaje al 107 Aniversario de la Promulgación de la Constitución; se analiza el interés comunitario nacional bajo la óptica de un mundo de propensiones globalizadoras, cuyos requerimientos son ilimitados, además de su sobre valoración.
Así se ocasiona que otros valores sean sometidos por la persuasión sistémica o, bien, por la coerción financiera, tecnológica y/o militar.
Se trata de redefinir el interés de la Nación en términos de su historia constitucional y cultural, sin dejar al margen acciones ciudadanas que reencaucen el rumbo del rescate de la soberanía nacional.
Contra Replica de la Mayoría.
El factor de la migración sigue siendo un distractor de la realidad nacional al funcionar como espejismo cuya atracción, 63 mil mdd, siempre en crecimiento impacta como un resultado satisfactorio en vez de advertir la preocupación de una contribución de trabajo al desarrollo a favor de EEUU, con el costo de perdida de la población respectiva.
Al igual sucede con las estadísticas de destrucción de enervantes, o de armas sustraídas a los civiles; en el fondo, es que los problemas se acrecientan; entender que una mejor eficiencia de controles no significa que tienda a desaparecer la causa de su generación.
El proyecto de sembrar “cortinas de retención migrantes” de la 4T no frenan el éxodo, como ocurrió en el 2018, con los 3 millones de migrantes detenidos por la patrulla fronteriza de EEUU.
En México se fragua el mito de Penelope que, a la vez que se crece, resulta despojado, aumentan las cifras de comercio exterior con mayores exportaciones y de captación de remesas, bajo una relación asimétrica que impone beneficios superiores a los agentes exteriores que los beneficios propios, con un costo adicional de incluir la exportación de insumos internos o daños ecológicos en nuestro entorno.
La nueva dependencia con el exterior se presenta ahora bajo el sofisma de interdependencia, establecido por el TEMEC, un acuerdo comercial que sólo marca una supresión de aranceles o de carácter aduanero.
No es un tratado de integración sino, más bien, de asimilación; se excluye la libre movilidad de la mano de obra a la que se le admite, pero bajo la condición del desarraigo.
Al TEMEC hay que incorporar la reforma a la Constitución del articulo 30, del 17 de mayo de 2021, donde establece que “son mexicanos los que nazcan en el extranjero, hijos de padres mexicanos, de madre mexicana, o de padre mexicano”.
De tal suerte que México es una Nación transterritorial de 170 millones de habitantes, y no sólo de 130 millones como lo determinan cifras censales, cuyo asentamiento se registra en el espacio nacional.
El concepto de Nación debatido y aprobado en 1824, definido como población sobre territorio, ha sido modificado al conceptuarlo como nación dentro y fuera del territorio nacional, o sea, toda la derivada de la procreación o expansión demográfica sin importar el lugar de nacimiento.
El reto de definir el patriotismo arranca del dilema que determina si es donde se nace o donde se logra vivir por encontrar medios posibles de subsistencia.
Por otra parte, surgen obligaciones y lealtades, que corresponden a la seguridad nacional o bien a que Nación le corresponde la lealtad en caso de un conflicto.
Desde luego que nuestras instituciones no se encuentran capaces de marcar las obligaciones requeridas. Aunque desde el exterior sí advertimos los muros físicos y los de supremacía, exclusión, racismo, desarraigo, hasta romper el vinculo territorial con el cierre de la frontera con un cerco militar,estimado como un acto de guerra.
La proclama de AMLO de llamar a los mexicanos en el exterior a no votar por candidatos antimigrantes, es difuso porque ambos partidos el Demócrata y el Republicano predican el mismo credo en diferente grado.
Los mexicanos requerimos fortalecer el patriotismo comenzando por evitar su monopolización partidista, que termina por aplicación mutuamente excluyente que empaña a toda la ciudadanía.
DICTAMEN DE LA PLENARIA.
El Patriotismo Constitucional es obra editorial de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. En ella se reflexiona sobre los nuevos dilemas que impone la fractura de la población de migración forzada convenida ahora en la Nación trans territorial desde los derechos y las obligaciones, así como la linde de la seguridad nacional.
Por otra parte, los retos de los convenios internacionales asumidos sólo por el Ejecutivo sin que el soberano, la ciudadanía, sea informada debidamente, por lo que se propone que sea a través del referéndum ciudadano el que se otorgue legitimidad a los convenios que modifiquen o alteren él estatus soberano de la Nación, con el fin de evitar que la Constitución se siga manoseando por mandantes ejecutivos improvisados sin experiencia de Gobierno.