Foto ilustrativa web
Morelia, Mich; a 22 de noviembre del 2024.- Son las 4 de la mañana en las inmediaciones de la plaza Carrillo de Morelia. Hace mucho frío. El aire helado quema la piel del rostro.
El peligro es latente por esa zona de la ciudad. Borrachos, drogadictos y asaltantes rondan y asechan.
Pero ella o él anda como la fresca mañana. Viste un short rosa, una blusita sin mangas y zapatos de tacón.
Se viste y actúa como mujer, pero en realidad es hombre. Es joven, no pasa de los 30 años de edad. No se sabe su nombre.
Casi todas las madrugadas se le ve caminando por el mismo lugar. Vende su cuerpo en menos de 500 pesos.
Muchos se van con la finta pensando que es mujer, sobre todo los borrachos. Su vista los engaña debido al efecto del alcohol.
Sus taconazos resuenan en la calle y más porque a esa hora de la madrugada el silencio es casi absoluto.
Las luces del semáforo resaltan su cabello claro. De pronto desaparece. No se le ve. Entró a un hotel con un cliente. Momentos más tarde vuelve a desaparecer. Entró al cuarto con otro incauto.
Dos hombres en menos de una hora. Pasan de las 5 am. Comienza el movimiento. Vuelve a desaparecer. No regresa.
Por es seguro al día siguiente lo hará otra vez, y a pesar del peligro, él o ella ofrecerá cuerpo.