Escribe: Javier Lozano
El actual dirigente Estatal de Morena en Michoacán Sergio Pimentel fue claro y contundente: los cinco legisladores faltistas que se ausentaron en la sesión quizá más significativa del 2019, deben ser llevados ante los órganos internos a evaluar su separación y, marginarlos de la toma de decisiones, cuando no solo se aprobó la ley de ingresos y presupuesto del ejercicio 2010, sino de igual forma, su ausencia pudo ser clave para frenar la propuesta que había enviado el ejecutivo a fin de endeudar con un empréstito al territorio michoacano durante un periodo de 20 años por casi cuatro mil 500 millones.
Los congresistas Francisco Cedillo, Mayela Salas, Osiel Equihua, Sandra Luz Valencia y Laura Granados que en términos político se arrodillaron ante una quebrada postura que sigue levantando suspicacia, son noticia Estatal en Michoacán, pero de igual manera, Nacional, ya que los principales diarios de circulación de la ciudad de México. En el seno de la dirigencia, seguramente enviaron el mensaje para dar un posicionamiento urgente por la sospecha de servilismo de estos diputados.
Esto hecho, evidentemente los obligó muy probablemente a ambas dirigencias en lo que apuntaría a un acto aberrante, cínico, subyugante y clientelar de cinco legisladores que no hicieron alusión para dirimir; los hechos confirman la deslealtad y la colaboración ante una supuesta ausencia por enfermedad. Esto suscitó grandes criticas de la militancia morenista; asimismo, de una sociedad que esta conciencie del riesgo a largo plazo que conlleva contraer una deuda de esa magnitud.
Pero la traición al interior del Congreso Local, posee igualmente una narrativa de exacerbación por un par de legisladores que hipotéticamente desde febrero del 2019, habían renunciado abiertamente al PRD; ellos se sumaban en un acto simbólico a los trabajos de la agenda legislativa en coordinación con Morena. Esa reconfiguración en teoría, era prometedora para alcanzar acuerdos y empujar leyes que beneficiaran a la sociedad. La deslealtad esta ligada al pronunciamiento que formularon con su referente Calos Torres Piña. Relacionado con esa dirección, hacíamos suponer que tanto Erik Juárez Blanquet, como Miriam Tinoco, formarían un elemento que contrarrestara la política excluyente que explica sus razones: a través del esquema de la Cuarta Transformación de Andrés Manuel López Obrador.
Ese evidente que ese cuasi bloque, puede revelarnos que hay una fractura que afirma que los diputados de ADN, han dado motivos suficientes en dirección a creer cuya renuncia a las filas del PRD, obedece a una estrategia para las elecciones del 2021, donde Morena es altamente competitivo. Vale la pena subrayar, que estos episodios de choque, se reprodujeron en un sinfín de ocasiones, cuando prácticamente avalaban las propuestas del PRD: una minoría legislativa, pero con un poder que vuelve una vez más a reabrir la dirección de la simulación y la fabricación de quien dice: “ser parte de un proyecto que abraza las políticas Lopezobradoristas”.
Las circunstancias han obligado a proceder de manera contundente, porque los comicios del 2021, están prácticamente en la antesala. Por ello, el CEN y CEE, deben actuar contundentemente con los rostros disfrazados de quien dice ser— de un proyecto de izquierda. Lo mas interesante e inquietante, es que ya habían existido antecedentes que han excedido al inferir en ciertas actitudes y comportamientos sesgados para sacar raja de las elecciones intermedias a posteriori. El discurso
pone en entredicho una descripción legible de un vacío ideológico, que traerá implicaciones y rupturas dentro del legislativo Estatal de Michoacán.
Es posible que no sea un buen momento, pero el CEE está anticipando que la descomposición no mueve por supuesto el ascenso de Morena, pero si, puede derivar en una crisis que obviamente repercutirá en el ejercicio legislativo, y en el desajuste de un esquema que prometía grandes cambios estructurales para Michoacán. Quizá, llegó en un momento decisivo, donde los actores muestran sus rasgos éticos, doctrinarios, ideológicos, empáticos, sensibles, responsable y flexibles; pero de igual forma trajo consigo, la ruptura que expresa más el interés particular y la contradicción superflua de un grupo de diputados que se ha aprovechado de una marca política, para desbaratar un proyecto y establecer un sendero de posicionamiento unilateral que fue notable cuando desquebrajaron el PRD por forjar la misma herencia y legado coyuntural de la simulación.
Lejos de debilitar a Morena, me parece que esta acción fortalece mas su proyecto a futuro, porque siguen planteando una dirección democrática que ha podido entenderse en resultados sustanciales y reformas con mayor relevancia que serán el motor que impulse una participación popular, educativa, cultural y de salud. Morena no es Francisco Cedillo, Mayela Salas, Osiel Equihua, Sandra Luz Valencia y Laura Granados; Morena es una lucha que ha encauzado Andrés Manuel López obrador durante 30 años. Los actores son los que claudican, no la dimensión de movilización y apoyo ciudadano que ha hecho posible la ruptura hegemónica y enigmática de conservadurismo.