LA EXTINCION DE SEXENIO
Antonio TENORIO ADAME
La Era Morena cumplirá su V aniversario de acenso al poder este 1º de julio. Al recordar los 31 millones de votos depositados en las urnas, por hartazgo de la corrupción e impunidad de los gobiernos priista, se reafirma un cambio en el régimen de ejercicio de Gobierno y combate a la corrupción.
DISCURSO DE LAS MINORIAS.
Como lo mandatan los “usos y costumbres”, el ágape festivo tendrá lugar en el zócalo capitalino, donde, a la par de celebrar, se inicia la cuenta regresiva del final de un Gobierno, sin lograr del todo el combate a la corrupción. De ahí la importancia de evaluar obras, hechos y resultados.
El último año de gobierno morenista se enlaza con la sucesión presidencial; una parte corresponde al pasado, la otra es un proceso dinámico cubierto por la incertidumbre, en busca de su resultado desconoce el destino y la magnitud de sus alcances.
La era de Morena es definida bajo su líder Andrés Manuel como un sistema maniqueo de buenos y malos, de innovadores y reaccionarios, o bien, desde dimensiones del tiempo como pre populistas y post populistas.
En el último tramo de la 4T se empieza a desvanecer sus oportunidades de logros; pasar al siguiente sexenio a retomar nuevas formas de expresión en la continuidad de las políticas públicas y menos de una razón ideologizada que otorgue el fervor del discurso político, así también se impregna de clamores electorales que mantengan las armas en alto de la confrontación a conservadores que intenten asaltar el poder.
Los objetivos de cambio señalados por la 4T se basaron en la consigna de “primero los pobres”, por tanto se abrieron las arcas al financiamiento de políticas de bienestar, sin más límite que el marcado por el índice de inflación que gastaba el poder adquisitivo antes de recibir; el otro dique de contención depende de la recuperación de ingreso generado en una sociedad productiva. Así, a la vez que se produce se consume, o sea es necesario financiar la inversión, por eso se requiere crecer la economía.
Los proyectos prioritarios de Morena o macro obras que incrementaron sus costos iniciales, como el primero en lograrse fue el nuevo Aeropuerto, AIFA, ahora se anuncia la inauguración de otras obras antes de cerrar el sexenio, mientras la refinería de Dos Bocas y el corredor industrial Transistmico requieren de mayor plazo. Aunque la recuperación de la capacidad de energía no se logró de todo, si fue posible restablecer la primacía de Estado.
Es decir, las obras magnas o prioritarias no han alcanzado a impactar a la opinión como la obra del cambio, no se demostró como el parto del nuevo régimen que ofreció AMLO al inicio de su Gobierno.
El presidente Andrés Manuel tuvo el propósito de sembrar un pensamiento político nuevo que diera el fruto de una mejor civilidad en la forma de vida de los mexicanos; con esa intención se pensó en una Constitución moral, sin que se consiguiera conciliar la norma jurídica obligatoria con el comportamiento individual acostumbrado, de donde se derivó a difundir la Cartilla Moral de Alfonso Reyes. Además, se intentó encajar la tarea de gobierno en el seno del humanismo, en particular el escrito en México, así el Humanismo Mexicano se inició en los albores de la evangelización colonial, con los primeros frailes llegados a estas tierras en 1524, cuya cúspide sólo se alcanzaría a la castellanización en los Colegios de Santa Cruz Tlatelolco, San José de los Naturales, entre otros. La cobertura del Humanismo Mexicano por su aspiración a su nivel universal rebasa la aplicación de fines políticos concretos.
MAYORÍAS DEMOCRATICAS
La ideología de Morena quedó en la Galaxia de futuro y será parte de los aspirantes a la candidatura presidencial el elaborarla con mejores herramientas que posibiliten alentar la continuación del cambio social.
El discurso de los aspirantes presidenciales, o “corcholatas” se encuentra limitado por razones de control constitucional, para evitar se caiga en “actos adelantados de campaña”, calificados de delitos electorales, se evita contraer el compromiso de su cumplimiento o de delineamientos de acciones de Gobierno, de tal modo se llega a pronunciar discursos “descafeinados”, sin contenido, ni análisis analógico, como tampoco proyección a futuro. Los dos meses faltantes de campaña es posible se llegue a saturar hasta el aburrimiento.
El sistema de precandidatura ideado por Andrés Manuel ratifican su gran capacidad electoral, pero corre el riesgo de ser desangelado; el principal mérito del sistema de precandidatura, conocido como “corcholatas”, es sin duda un cambio político pacífico, la “no violencia”, aunque cae en la tentación de “adelantar campañas”, se acota la expresión de ideas confrontadas quedando solo en giras a lugares que más bien corresponden a un “turismo político”.
Además de sólo alentar la presencia de aspirantes presidenciales de la mayoría gubernamental, donde concurren los Morenistas y aliados por igual, se reduce el acto de mayor envergadura soberana que es el de la designación electoral del Presidente de la República a sólo un constancia de popularidad, sin exigir los principios supremos del conocimiento, experiencia, compromiso y lealtad a la nación.
Las encuestas van señalar a él o la más conocido, no al más valioso.
LOS EFECTOS CONSTITUCIONALES
Las giras de los “corchol@tas” se reflejan como un “turismo electoral” vacuo y aburrido; se juntan los mismos para escuchar igual, la falta de piso parejo, y la mixtura entre propuestas originales con aliados necesarios presentan la oportunidad de señalar errores que se comenten en el procedimiento, como ocurrió con el señalamiento de Fernández Noroña, propuesta del PT, quien advirtió la irregularidad del secretario de Gobierno de Puebla, JULIO HUERTA, quien funge como coordinador de la campaña de Claudia Sheinbaum, propiciando la violación de evitar que los gobiernos apoyen a los precandidatos.