Morelia Michoacán, a 20 de diciembre de 2019.- Parte importante de las fiestas de fin de año son los dulces y en Michoacán, la cocina regional michoacana aprovecha granos y frutas para crear un mundo de auténticas delicias a las que con el tiempo se fueron integrando especias y productos de la cocina europea.
En nuestro estado, tratándose de dulces y postres, cada región tiene lo suyo y algunos han rebasado las fronteras, como los chongos zamoranos, los ates morelianos y el chocolate de metate por lo que te invitamos a integrarlos en tus festejos.
Una pequeña muestra de la creatividad de la repostería michoacana puede observarse en el Mercado de Dulces de Morelia, que nació en 1965 y se ubica en el primer cuadro de la ciudad, en un espacio abierto habilitado a manera de portal a espaldas del Ex Colegio Jesuita, hoy conocido como Palacio Clavijero.
Entre los dulces tradicionales michoacanos de mayor demanda se encuentra el rollo de guayaba, las cabadas y las morelianas en cajeta.
También hay tamarindo en diferentes presentaciones: ollita, bolita, barra y tipo casero, así como cocadas; dulces cristalizados de fresa, naranja, higo, piña, pera, calabaza, chilacayote, biznaga y camote, además de limón relleno de coco, chongos zamoranos y pipitorias, tipo palanquetas.
Cerca de Morelia se encuentra Ucareo, que es casi una inmensa huerta en donde se dan tantas frutas que ya se celebra la Feria Anual de la Pera a finales de julio y principios de agosto.
El evento tiene lugar en coincidencia con la temporada de cosecha y los visitantes pueden adquirir tanto fruta fresca como las conservas y licores preparados de manera tradicional por las amas de casa del pueblo.
En la producción de conservas destacan los almíbares: de duraznos en diversas presentaciones y macedoneas, en las que se combinan duraznos con higos y membrillos; las frutas cristalizadas, principalmente duraznos, peras y manzanas, las mermeladas de ciruela, crema de ciruela, pera, durazno, crema de durazno, manzana, capulín, chabacano, nuez, tejocote y guayaba.
De Pátzcuaro es la típica nieve de pasta y la de membrillo, pero además se pueden saborear ahí otros postres como la crema con leche o los buñuelos.
En Quiroga y otros pueblos del estado se elabora durante la temporada decembrina el tradicional “ponte duro”, golosina de preparación casera consistente en granos de maíz tostados y garapiñados con azúcar de piloncillo.
En Uruapan destacan entre los postres típicos las empanadas de chilacayote y de calabaza en dulce.
A pocos kilómetros de Zamora, en el occidente michoacano, se encuentra el Pasaje Morelos, donde varias familias, como la Gutiérrez Zamudio cultivan la tradición de la más fina dulcería: flanes, camote con piña, naranja, coco, limón: cajeta, chongos, huevos reales, todo un surtido de dulces de leche.
Y en la misma región se encuentra Tocumbo, la cuna de las neverías y paleterías que le han dado fama a Michoacán más allá de las fronteras. La variedad de sabores de helados y paletas tanto de leche como de agua es muy amplia y por citar algunos, se encuentran las paletas de guayabilla o arrayán y tejocote, así como los helados de zarzamora, queso y aguacate.