Por Hugo Rangel Vargas

La transitividad en la lógica nos indica que siempre que se relaciona un elemento con otro y este con un tercero, entonces el primero se relaciona con el tercero también. Por conclusión entonces, si A es igual a B y B es igual a C, entonces A es igual a C. La lógica, sin embargo, no es una forma de razonar que se utilice con mucha consistencia cuando se trata de cierto sector de la clase política en el que priva la máxima del pragmatismo. Pese a ello utilicemos este principio de la transitividad para analizar algunas de las declaraciones del gobernador Aureoles en relación a la presencia del subsecretario de gobernación federal, Ricardo Peralta, hace apenas unos días en La Huacana.

Primera proposición: A es igual a B.- A decir de Silvano Aureoles, la visita del funcionario federal comentado fue para “entregar dinero a delincuentes”. Pero en sus declaraciones fue mas allá: señaló que la estrategia del gobierno federal “empodera delincuentes”, mencionando como ejemplo el caso del Doctor José Manuel Mireles, quien ha sido nombrado recientemente funcionario del ISSSTE y abundó que “todos (las autodefensas), con sus raras excepciones son malos” y que “aprovecharon esa condición de autodefensas para delinquir más”. El gobernador además fue enfático en exigir que el gobierno debe ir en contra de quienes agredieron a los militares en aquel municipio de la tierra caliente de la entidad en mayo pasado.

Segunda proposición: B es igual a C.- El gobernador Aureoles, quien tiene más desarrollado el sentido de oportunidad que el promedio de los michoacanos, no siempre ha pensado así. Siendo diputado federal, en junio de 2014 -justo después de la detención del líder de las autodefensas, José Manuel Mireles-, el ahora gobernador salió en defensa de estos grupos de michoacanos y declaró a un medio de comunicación nacional: “Yo lo que le pido al gobierno es que se instalen de inmediato mesas de diálogo para darle un tratamiento adecuado al caso de Mireles que es un líder social y que no solamente lo vean por el lado judicial y policiaco.” En aquellos años exigió además que el Comisionado, Alfredo Castillo, no criminalizara a las autodefensas.

Previo a esta declaración y ya con sus aspiraciones claras al solio de Ocampo, el entonces también coordinador del PRD en San Lázaro, buscó con acuciosidad el encuentro con los principales líderes de las autodefensas, quienes habían atraído los reflectores nacionales e internacionales y que sin duda alguna podrían jugar un papel fundamental en el terreno político electoral que estaba ya caliente. Silvano lo logró, y en los primeros días de marzo se encontró con Hipólito Mora, José Manuel Mireles, el “Papá Pitufo” y el Presbítero Gregorio López. Corrió la tinta sobre especulaciones del contenido de la reunión celebrada en privado, pero años después quedaría claro que a Aureoles soló le importó la foto.

Conclusión: A es igual a C.- Si Silvano Aureoles acusa de “delincuentes” y “malos” a las autodefensas, entonces se reunió con “delincuentes” en marzo de 2014. Pero aún más, sigue enviando a sus funcionarios a que se reúnan con ellos y a que convaliden la “entrega de recursos públicos” que el gobierno federal les hace, tal como de ello da fe la presencia del Secretario de Gobierno en la inauguración de la planta agroindustrial en La Huacana, acto que fue descalificado por el titular del Poder Ejecutivo del Estado.

Quizá la lucha por el poder desvanezca toda racionalidad que no encaje en ella. Esa lógica, llevada a un terreno de mucha mayor altura es la que Maquiavelo describe como “la razón de Estado” y es la justificación del actuar de un gobernante para el fortalecimiento del Estado. En Aureoles, sin embargo, este principio se tropicaliza en una ramplona incongruencia que altera posiciones a contentillo político.

Twitter: @hrangel_v