Por: Javier Lozano
La descripción y los momentos en que se designó a Rosario Piedra como nueva titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, siguen arrastrando la versión que conocemos del panismo en la actualidad; una oposición que busca una dinámica para emprender y provocar el efecto negativo y, el ánimo de contaminar un proceso que dio legalidad a la elección. La instrumentación del PAN ya recayó en un posicionamiento de algunos mandatarios estatales que dieron su postura al respecto; la consigna: ira acompañada del desconocimiento y recomendaciones que realice el organismo autónomo, una especie de desobediencia acrítica. (Instrucciones que orquesto seguramente Marko Cortés).
La lectura es clara: sigue abundando la estrategia de fragmentar el hipotético fraude al que incurrieron algunos Senadores (Proceso constitutivo a través de una mayoría); pero la falta de sensatez de varios legisladores como Gustavo Madero y Xóchitl Gálvez ponen en entredicho que los desencuentros serán la piedra angular de los cinco años restantes de Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, esa inspiración pretende agudizar las tenciones que existen con el presidente, sino al mismo tiempo, promueven el afán de crear mecanismos de fabricación insaciable de un líder nacional de panismo que hoy por hoy ha mostrado una gran irritación a consecuencia del descenso descriptivo que tienen la oposición.
Por otra parte, es fundamental que Rosario Piedra una vez que está realizando el proceso de entrega recepción, le dé continuidad a los trabajos internos de la CNDH. Sin embargo, existen vacantes y espacios para la incorporación de nuevos Consejeros consultivos a través de un mecanismo de elección que emitirá dicho organismo autónomo. Asimismo, las distintas comisiones del Senado recibirán el interés de los distintos perfiles a fin de ser considerados y, llevarlo a una votación de la comisión permanente. Aunque hay quienes hablan de que esto pudiera llegar a maniobrar un posible intercambio a fin de negociar y apaciguar el animo que ha matizado el PAN. (Imposible, la legitimidad no se negocia)
Sí Rosario Piedra fue reconocida legítimamente por el Senado de la República, entonces el papel no es una condicionante para negociar espacios dentro de la consejería consultiva; la elección de estas figuras, puede darse en un marco trasparente, ponderando aquellos perfiles cuyo criterio no solamente se trate de un perfil académico significativo (que es medular por supuesto), sino de igual forma: de una sociedad responsable con las causas; el designio, debe encauzar a sembrar la confianza de un colectivo que busca mecanismos e instrumentos apegados al ejercicio constitucional, asimismo, al derecho fundamental de un trato digno y humanitario. Los favores políticos y el chantaje de la oposición, no permea a desequilibrar el avance acertadamente de una imagen cuya narrativa en términos sociales, forma parte de una nueva etapa en la figura de una luchadora social como Piedra Ibarra.
Una vez entrando en funciones, Rosario ha confesado abiertamente que la gestión al cargo de la CNDH será un instrumento que sin miramientos actuará ante las violaciones, injusticias y, los argumentos donde hay una deuda histórica con la sociedad. Después de todo, evidentemente esto reabre una nueva concepción bajo la imagen de una mujer que de manera puntual: ha representado una congruencia en el ejercicio activo. Hay que recordar que la evidencia de hechos ominosos y
peyorativos, han sesgado en ocasiones la credibilidad de este organismo; por tanto, el pasado debe: ser la punta de lanza para trabajar incesantemente en asuntos cuya apreciación tiene una connotación injusta. Partiendo de la premisa que durante décadas la CNDH ignoro y minimizo acciones que encerraban y relegaban la impartición igualitaria en temas dominantes, Rosario Piedra comienza un nuevo reto al frente de la institución autónoma.
Por ello, es primordial que las figuras del Consejo Consultivo de la CNDH, tengan un alto grado de sensibilidad apegados a la constitución y, a la normatividad para ponderar reglamentos y propuestas que establezcan un esquema de opiniones y defensa a los derechos humanos.
“Por cierto” la asociación de acaldes desconoce la figura de Rosario Piedra Ibarra. Esto se ha convertido en una declaración abierta al mandatario, ya que la mayoría de presidentes municipales son emanados del PAN y PRD. El bloque fue el mismo que expandió las protestas en Palacio Nacional; lo anterior es natural y, hasta cierto punto se fundamenta porque el meollo autentico es golpear al gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Queramos o no, este tema se ha politizado a tal grado de fomentar cualquier acción como ilegitima a ir preparando el terreno que unifique el Antilopezobradorismo según el motor y la palanca para sembrar el descredito. Buscan poner freno a la cuarta transformación, pero las consecuencias desastrosas que arrastran, constituyen una enorme loza que no ofrece alternativas: solo fricción de una orfandad política que se encuentra sumergida en un agujero sin luz.
Rosario Piedra tiene todas las credenciales. Lo demás es catalogado como una guerra de la autoproclamada oposición responsable (que paradójico).