Morelia, Michoacán., a 23 de febrero de 2020.- En este tiempo de Cuaresma, oportunidad especial de gracia, reconciliación, perdón y paz les saludo con mucho cariño en Cristo, nuestra pascua y salvación.
En la Cuaresma 2020 prestemos atención al mensaje del Papa Francisco
que nos invita a renovar el corazón y volver nuestro rostro al Misterio que no deja
de crecer en nosotros en la medida en que nos dejamos involucrar por su
dinamismo espiritual y lo abrazamos, respondiendo de modo libre y generoso
“Ahora subimos a Jerusalén” (Mc10, 33). Mediante estas palabras el Señor invita a
sus discípulos a recorrer junto a Él el camino que partiendo de Galilea conduce
hasta el lugar donde se consumará su misión redentora.
En la cuaresma, tiempo especial de gracia experimentemos juntos la alegría
del ser cristianos, lo que brota de la escucha y de la aceptación de la Buena
Noticia de la muerte y resurrección de Jesús. En Él se resume el Misterio de un
amor «tan real, tan verdadero, tan concreto, que nos ofrece una relación llena de
diálogo sincero y fecundo» (Christus vivit, 117).
En la Cuaresma miremos los brazos abiertos de Cristo crucificado,
dejémonos salvar una y otra vez. Creamos firmemente en su misericordia que nos
libera de toda culpa. Contemplemos su sangre derramada con tanto cariño y
dejémonos purificar por ella. Así podremos renacer, una y otra vez.
La Pascua de Jesús no es un acontecimiento del pasado: por el poder del
Espíritu Santo es siempre actual y nos permite mirar y tocar con fe la carne de
Cristo en tantas personas que sufren.
Perdón y reconciliación, son las acciones que en este tiempo se nos
ofrecen como camino que nos conduce a la paz. Aceptar y ofrecer el perdón hace
posible una nueva forma de relaciones entre los hombres, interrumpe la espiral de
odio y de venganza, y rompe las cadenas del mal que atenazan el corazón de los
enemigos.
Queridos hermanos, contemplemos a fondo el Misterio pascual, por el que
hemos recibido la misericordia de Dios. La experiencia de la misericordia es
posible sólo en un «cara a cara» con el Señor crucificado y resucitado «que me
amó y se entregó por mí» (Ga 2,20). Un diálogo de corazón a corazón, de amigo a
amigo. Por eso la oración es tan importante en el tiempo cuaresmal. Nos muestra
la necesidad de corresponder al amor de Dios, que siempre nos precede y nos
sostiene.
En este tiempo favorable de gracia y de bendición, dejémonos guiar como
Israel en el desierto (Os 2,16), a fin de escuchar finalmente la voz del Esposo,
para que resuene con mayor profundidad y disponibilidad. Cuanto más nos
dejemos fascinar por su Palabra, más lograremos experimentar su misericordia
gratuita. No dejemos pasar en vano este tiempo de gracia, con la ilusión de que
somos nosotros los que decidimos el tiempo y el modo de nuestra conversión.
Pongamos el Misterio pascual en el centro de nuestra vida, sintamos
compasión por las llagas de Cristo crucificado presentes en las numerosas
víctimas de las violencias, de las injusticias y de todos los que sufren.
En esta Cuaresma oremos y confiemos al Señor nuestra vivencia de
reconciliación, que todos los que caminamos en la Arquidiócesis de Morelia y en
los estados de Michoacán y Guanajuato, experimentemos una renovada
experiencia cuaresmal de su misericordia.
Que Nuestra Señora de la Salud nos ayude a reconciliarnos con Dios,
miremos el corazón de su Hijo y convirtámonos a Él para que tengamos en
nuestras comunidades, en nuestra Arquidiócesis y en toda nuestra sociedad frutos
de conversión, reconciliación, perdón y paz.
Con mi oración, cariño y bendición.
+ Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Morelia
Vicepresidente de la CEM