Morelia, Michoacán, a 13 de diciembre de 2024.- Investigadores de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) enfocan esfuerzos para la conservación de la mariposa Monarca, ante el impacto del cambio climático en su hábitat.

En rueda de prensa, los profesores investigadores nicolaitas, Cuauhtémoc Sáenz Romero y Arnulfo Blanco García, así como la investigadora Verónica Osuna Vallejo, acompañados de la directora del Instituto de Investigaciones sobre los Recursos Naturales (INIRENA), Catalina Rosas Monge y del director de la Facultad de Biología, Ramón López García, compartieron algunos de los resultados que han obtenido entorno al estudio de la mariposa Monarca.

El investigador Cuauhtémoc Sáenz Romero, director del proyecto, precisó que en el 2023 la media anual de temperatura de todo el país fue de 1.6 grados por arriba del promedio, e indicó que en varios sitios experimentales de la Biosfera de la Reserva de la Mariposa Monarca cuentan con sensores de temperatura, y en junio del 2023 se midieron 2.7 grados por arriba del promedio histórico para un mes de junio lo que apunta a un aceleramiento del cambio climático.

Detalló que la Monarca está en dicho sitio porque el oyamel da un microhábitat muy especial para la mariposa, ya que tiene un fino equilibrio entre ser muy frío pero lo suficientemente cálido para la especie, “pero el oyamel necesita para proveer este servicio de microhábitat tener un follaje denso como es lo normal pero las cosas ahorita ya no son normales, y los árboles se están deteriorando rápidamente”.

De esta forma, apuntó que el equipo de investigación ha planteado la migración asistida, lo que significa colectar semilla en un lugar, producir planta en vivero y plantar a mayor altitud.

“¿Cuál es el reto que tenemos?, el oyamel llega a la cumbre de la Reserva de la Biosfera Monarca que es aproximadamente tres mil 550 metros, no hay a dónde ir, ya estamos en el tope; entonces tenemos que ir a otro lugar de mayor altitud, ¿cuál es la opción?, es el Nevado de Toluca porque tiene altitudes sustancialmente mayores y la Monarca llega también ahí”.

Saénz compartió que ya se ha plantado este tipo de árbol en Calimaya, una comunidad indígena muy bien organizada con enorme apego cultural a su territorio y técnicos forestales muy buenos. “Los resultados nos dicen que a tres mil 800 metros tenemos 68 por ciento de sobrevivencia e incluso a cuatro mil metros tenemos sobrevivencia del 44 por ciento”.

Agregó que de aquí al 2060 la Biosfera de la Mariposa Monarca se va a calentar según las proyecciones 2.3 grados, “entonces hay que mover el bosque 2.3 grados de lo caliente a lo que ahorita es más frío, este es un movimiento de 500 metros aproximadamente”.

Comentó que este es un proyecto un poco audaz porque se estaría expandiendo el rango de distribución natural de la especie. “Tenemos que hacer una conservación de la biodiversidad de México y del fantástico fenómeno de la migración de la mariposa Monarca de una manera diferente y para hacerlo diferente tenemos que generar un conocimiento diferente, nuevo, ajustado a lo que está sucediendo, que es un cambio climático muy rápido”.

El investigador señaló que este trabajo se ha realizado con la aportación del CONAHCyT y con instancias nacionales e internacionales.

Por su parte, el profesor investigador del INIRENA, Arnulfo Blanco García, apuntó que, desde hace 20 años investigadores de la UMSNH y de la UNAM han trabajado con la ecología de los bosques de oyamel, tras señalar que otras especies van a recibir mejor el cambio climático, pero el oyamel no es una de ellas, ya que es muy delicada y en los últimos años se ha notado la afectación que el incremento de temperatura que ha tenido la Reserva.

En este sentido, subrayó la importancia de una visión que se anticipe a lo que ya se está presentando con el oyamel. “Con la migración asistida y el uso de arbustos para proteger estos arbolitos pequeños, estamos tratando de garantizar que este movimiento altitudinal sea suficiente para tratar de tener bosques de oyamel en un futuro”.

Verónica Osuna Vallejo, investigadora por México CONAHCyT adscrita al INIRENA, comentó que este ha sido un trabajo de muchos años, en donde la comunidad ha tenido un papel importante con su participación. “Creo que la ciencia debe de ser así, que se involucre a la comunidad, que esté hecha también por ellos y que no sea nada más expresiva por ellos”.