Escribe: Javier Lozano
Una de las narraciones y relatos que más me ha impresionado, es haber conocido una historia de lucha y tenacidad; esa perseverancia, la noté inmediatamente cuando entable una interlocución que a pesar de encontrar un clima de mucha confianza, fue permeando en la admiración y respeto por quienes día con día, se mueven por aquellos atributos de un emprendimiento natural.
—Confieso que esa nutrida platica, se estableció por la empatía política que compartimos a partir de un proyecto que hemos emprendido por esa mezcla que existe en el momento en el que se analiza desde un aspecto reflexivo, el cambio inminente que requiere Michoacán. Quizá, eso fue el detonante que permitió unificar la confianza que afloró— cuando justamente comenzó a viajar en el tiempo una lingüística que abrió paso a todos aquellos capítulos que de antemano, son muy difíciles de superar, ya que las brechas impiden a veces recompensar toda la cultura del trabajo, pero también, del esfuerzo por escalar y cosechar parte de los atributos para dotar de convicción a una persona.
En alguna ocasión, no pude soslayar la experiencia de vida de Jorge Arias. Aquella vez resalté, los momentos claves que seguramente fueron decisivos y que habían demostrado el empuje que en cada momento, me recordó—que con la finalidad de formar tangibles tus metas y objetivo, hay que remar contracorriente. Toda esa narrativa que envolvió fue bastante interesante; ahí, no dude en observar a un perfil que posee los argumentos necesarios para salir avante y triunfar.
En esta segunda charla que tuvo como escenario la zona geográfica del bajío en nuestra hermoso territorio michoacano— recordamos paso a paso, todos los relatos que retroalimentaron los momentos que dieron la pauta en los instantes en que, Jorge recordó la etapa donde examinamos con detenimiento, los inconvenientes y obstáculos que fueron la punta de lanza para redoblar las convicciones intrínsecas.— Jorge concentrado me dijo— que las muestra de esa combinación de entusiasmo y profesionalización— lo empujaron a deshacer cualquier prejuicio.— Javier, en mí infancia y adolescencia no tuve ningún inconveniente en trabajar varios oficios— de los cuales me siento sumamente orgulloso.
—De joven, Javier, fui mesero, vendedor en el auditorio de Morelia; trabajé distintos restaurantes, y aprendí distintas funciones que me catapultaron a tener esa conexión en estos contextos. — comprendí rápidamente, que era muy interesante enriquecerme de esa memoria llena de anécdotas— que durante la niñez, anticiparon un futuro alentador por todos ese andamiaje que continuó siendo la parte sustancial de la columna vertebral del éxito. — ese espíritu Javier, quizá sea hoy el motor que ha anunciado una lectura que movilizó con mucha claridad y firmeza la toma de decisiones; ante ello, esas virtudes fueron consecuencia de lo que hoy eres Jorge—le dije con todo la admiración que sentí por haber compartido la vida— que fue ligada indiscutiblemente a la características que establecen un ejemplo de lucha.
Hoy en día Jorge es maestro, asimismo, un pequeño empresario que imprimió todo ese abanico de conocimientos y los plasmó en un restaurante de comida japonesa en la ciudad de Morelia. Aquí, destacamos la consolidación que ha tenido desde hace 4 años; es cierto, han existido altibajos, pero es una muestra de que la perseverancia, es un aliado estricto para romper cualquier paradigma. Enhorabuena, Jorge. Ha sido un placer poder compartir una de las experiencias de vida que han logrado trastocar la fibra más sensible del ser humano: el sentimiento.