Por Daniel Ambriz Mendoza

Hablar sobe el ejercicio de la docencia implica adentrarse en el mundo de las principales teorías contemporáneas que le han dado sustento a la educación, no solo en nuestro país, sino también en cualquier lugar del mundo, ser docente no es una tarea fácil, implica mucha pasión por seguir aprendiendo durante toda la vida, estar dispuesto a innovar, adoptar el rol en el aula que corresponda a la teoría del aprendizaje que le esté dando sustento a nuestra práctica; ser docente significa el más caro anhelo por servir, transformarnos para transformar nuestro entorno, pero sobre todo, las vidas de los niños y jóvenes que en gran parte dependen de nosotros.
Adentrarse a lo que representan teóricamente las teorías contemporáneas de la educación significa iniciar un viaje fascinante por el mundo de la pedagogía, la psicología, la filosofía y el origen epistemológico de la educación y a las principales teorías que las sustentan.
Iniciar con el estudio de la escuela tradicional y la escuela nueva, sus precursores y sus aportes, es el mejor punto de partida para iniciar nuestro viaje, en la actualidad, a pesar de las innovaciones y de los cambios que se han dado en materia educativa aún observamos vestigios en la práctica docente del modelo tradicional, no se diga de la escuela nueva.
Ligar los principales paradigmas de la educación con cada uno de los modelos es muy ilustrativo para reafirmar cada teoría. El paradigma conductista tuvo un auge muy fuerte y estuvo ligado a la escuela tradicional, la rigidez de sus métodos por muchos años llevó a cabo una educación casi impositiva, vertical y de estímulo-respuesta.
El paradigma humanista comenzó a suavizar el proceso de enseñanza aprendizaje, respetando la individualidad de los alumnos, los programas fueron flexibles y los aprendizajes con mayor dignificado para los alumnos, permitieron la integración volitiva del individuo, la autorrealización y la autoconciencia. Los planes y los programas actuales en el sistema educativo mexicano tienen una buena dosis del sustento humanista de Abraham Maslow, considerado padre del humanismo.
Después de la década de los sesentas llegó el paradigma cognoscitivista de la educación, el racionalismo como fundamento epistemológico lo hizo fuerte y las teorías de Jerome Bruner, Jean Piaget, Vigotsky y Ausubel como antecedentes lo pusieron de moda por mucho tiempo. Estrechamente relacionado con este paradigma, llego la teoría psicogenética de Jean Piaget en donde nos ilustra sobre el proceso del desarrollo de la inteligencia, resulta interesante categorizar los periodos del pensamiento, el desarrollo de la conducta, la psicogenética de la educación, el desarrollo de la propia teoría, la manera en que se construye el conocimiento y los periodos del mismo.
Al llegar al paradigma constructivista, con el estudio del constructivismo biológico de Piaget, el constructivismo social de Vigotsky y el constructivismo didáctico de Ausubel, se dio un salto cualitativo en la educación que se imparte en México, revolucionando los métodos de enseñanza, modificando los roles tanto del alumno como de los maestros, un alumno más activo y un maestro facilitador.
Finalmente, culminar con el paradigma neurolingüístico significó aterrizar en la teoría de cómo aprende el alumno para tomar en cuenta sus canales de aprendizaje, sus vivencias, sus emociones y hacer un proceso de enseñanza aprendizaje más constructivo que permita la formación de ciudadanos críticos y reflexivos como lo sugieren los perfiles de la educación del siglo XXI.
En este contexto nos tenemos que mover todos los que nos dedicamos a ejercer la docencia, es una tarea que demanda preparación constante, amor por el trabajo, pero, sobre todo, pasión por servir formando realmente, en los hechos, parte del cambio que necesita nuestro país.