Por Gregorio Ortega Molina

*Todos los gobiernos tienen basura bajo la alfombra. El foxismo creó el organismo para la transparencia, pero los de hoy no saben qué es y cómo se come

Luego de constatar la innovación en materia de manipulación política de nuestro inefable presidente de la República, todavía me resisto a creer que se perdió la capacidad de asombro y resistencia de los mexicanos, pues confiados esperan que, en algún momento, aclaren de manera pública qué pues con el informe de la Auditoría Superior de la Federación.

     El silencio desde las alturas demuestra su imposibilidad de dar la vuelta al tema; tarde o temprano pesará en nuestros bolsillos el verdadero costo de la cancelación del AICM, el reajuste de los bonos de esa deuda y la ampliación en el tiempo. Poco importarán los argumentos desde el poder, y nulo peso tendrán en los bolsillos las entregas puntuales de los programas sociales.

También nos queda claro que Pemex está en quiebra, y que por necesidades políticas y de dignidad, se ha renegociado la deuda de esta empresa, se ampliaron los plazos y se modificaron los intereses. ¿Cómo llamar a esta operación de refinanciamiento? No le demos vueltas a las palabras, por poco o por mucho los adeudos internacionales del país crecen, aunque los términos que usan los economistas para referirse a sus tareas y oscurecerlas para los legos, no lo hagan explícito. Si la deuda de Petróleos Mexicanos crece, resulta obvio que lo hace la deuda externa.

Bueno, ¿qué es, si no, la colocación de bonos mexicanos en dólares, a plazos tan largos como la inútil esperanza de que esa lana recibida sea aplicada en verdadero desarrollo y no en faramallas políticas?

¿Querrán aclararnos, en algún momento, cuántos bonos ha emitido el presente gobierno, sus plazos y cantidades recibidas por su subasta? Lo dudo, así como niegan que las gasolinas suben de precio -cierto es que sobre todo lo hacen por el incremento en el IEPS-, aseveran cumplir con su promesa de campaña para hacerse con el poder, y se mantienen en sus cuatro: no han endeudado más a México, Dios los libre.

Tampoco sabemos nada de las erogaciones por vacunas. Alguna de las entregas ha sido por solidaridad, en otras existe el tácito compromiso de pagar, más adelante, lo que han comprado, lo que de una u otra manera se transforma en deuda, ese ineludible compromiso tan parecido al que gestó al IPAB.

¡Y qué decir de los medicamentos! Ya es público y notorio el fracaso en ese renglón. El organismo de la ONU que estuvo dispuesto a colaborar con México no pudo o se echó para atrás, y lo cierto es que en los organismos públicos de salud los pacientes y derechohabientes se quejan de la falta de un o u otro, y no digamos de los padres de familia con hijas o hijos que padecen cáncer. Aquí, más que “biyuyo” están en juego vidas. Carecen de precio.

En una colaboración de El Financiero, supongo de Darío Celis, encontré lo siguiente: “El gobierno Federal anunció que concluyó un refinanciamiento por 3 mil 250 millones de dólares reduciendo 69 por ciento las amortizaciones programadas para 2023. La operación no generó endeudamiento adicional. Tuvo una demanda equivalente a 2.3 veces el monto colocado y participaron 246 inversionistas internacionales, lo que demuestra la confianza en México, agregó la dependencia (SHCP). Los ciudadanos se preguntan cómo es posible obtener un préstamo sin generar endeudamiento adicional. Es algo que debería explicar Hacienda”.

Todos los gobiernos tienen basura bajo la alfombra. El foxismo creó el organismo para la transparencia, pero los de hoy parece que no saben qué es y cómo se come.

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