LA COSTUMBRE DEL PODER: Violeta Chamorro
Por Gregorio Ortega Molina
*“¿Violencia? Usted me habla de violencia y ésta existe en todas partes. Yo estoy contra la violencia. No quiero un país como la Nicaragua que recibí, donde al principio todo era muerte y violencia. Esta era un arma que se esgrimía para que usted no pudiera conversar ni siquiera con su mujer, y estar en desacuerdo significaba que lo mataran”
Maltratan, humillan y mantienen en arraigo domiciliario a Violeta Barrios de Chamorro. Es víctima de un menesteroso ideológico, maligno, dependiente anímico de Rosario Murillo. Son tal para cual.
Tuve oportunidad de escucharla durante una larga entrevista que me concedió en octubre de 1994. Era una política sensata, ejerció el poder con la mesura impuesta por la constitución nicaragüense. Supo que también entrevistaría a Daniel Ortega, y fue ella quien me sugirió que no dejara de visitar a Sergio Ramírez: “Para equilibrar”.
La entrevista deja constancia de que lo que creímos en vías de superar, permanece en el seno de las sociedades como motivo central del quehacer político, donde no existe equilibrio, igualdad, porque nada más alcanzamos metas parciales. Queda la sensación de que los seres humanos nos negamos a cambiar para ser mejores.
Comparto con ustedes algunas de sus respuestas, optimistas, entusiastas, para descubrir que estamos parados donde iniciamos. No retrocedemos, pro tampoco avanzamos.
“La izquierda, esa izquierda fuerte de los años pasados ya no funciona, ya no sirve. Ahora es necesario que nos respetemos todos, que cada cual tenga su ideología a la derecha o a la izquierda, conservadora o liberal, porque es necesario que en Nicaragua ya no haya guerra…
“… Todos los presidentes de Centroamérica y del mundo entero estamos tratando de solucionar los problemas nacionales para que estos enfrentamientos entre humanos no vuelvan a ocurrir. Al eliminar los problemas sociales esos movimientos irán desapareciendo. Déjeme decirle que también la prensa tiene una enorme responsabilidad en este asunto, porque son ustedes los que tienen que señalar los errores de esos movimientos armados, para que sus apoyos disminuyan, así como su fuerza, y regrese la confianza.
“… No tener guerra, haberla parado. La amnistía, la suspensión de los servicios militares obligatorios, y que todo nicaragüense que desee regresar a su patria pueda entrar y salir de su tierra.
“… ¿El saldo político del sandinismo? Un país en guerra: recibí también el peso de miles de muertos resultado de esa guerra, además de la división entre familias.
“… ¿Violencia? Usted me habla de violencia y ésta existe en todas partes. Yo estoy contra la violencia. No quiero un país como la Nicaragua que recibí, donde al principio todo era muerte y violencia. Esta era un arma que se esgrimía para que usted no pudiera conversar ni siquiera con su mujer, y estar en desacuerdo significaba que lo mataran”.
La cordialidad de la presidenta de Nicaragua favoreció una extensión en el tiempo pactado para la charla; fino trato que debía corroborar después, cuando en el hotel me confirmaron que en el único lugar donde podría enviar la información a México a través de la computadora era la residencia presidencial. Me franquearon el paso, me dieron acceso a las oficinas del personal de la señora Barrios de Chamorro, no sólo ese día, sino los subsiguientes para la entrega puntual de las entrevistas hechas a Daniel Ortega y Sergio Ramírez.
Violeta Barrios de Chamorro está en manos de un enfermo.
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