Morelia, Mich., a 23 de Diciembre de 2018.- A unos días de celebrar la Navidad 2018, en la Nochebuena podremos contemplar el nacimiento de Cristo en Belén, volveremos a vivir en cierto sentido las emociones de los pastores, su alegría y estupor. Contemplaremos con María y José la gloria del Verbo que se ha hecho carne por nuestra redención. Rezaremos para que todos los hombres acojan la vida de Dios que El Niño Dios ha traído al mundo al asumir nuestra naturaleza humana, trayéndonos la salvación y la paz.

Hoy, IV Domingo de Adviento, se nos invita a la espera vigilante de la venida definitiva de Cristo. Para predisponer nuestro espíritu a acoger al Señor que, como decimos en el Credo, vendrá un día para juzgar a vivos y muertos, tenemos que aprender a reconocerlo en los acontecimientos de la existencia cotidiana. El Adviento es, por tanto, por así decir un intenso entrenamiento que nos orienta con decisión hacia Aquél que ya vino, que vendrá y que viene continuamente.

La Iglesia se prepara a contemplar mañana el misterio de la Encarnación. Es por ello que los invito en esta próxima Navidad, a contemplar a María que, en la novena de preparación a la Navidad, nos guía hacia Belén. María es la mujer del «sí» que, a diferencia de Eva, hace propio y sin reservas el proyecto de Dios. Se convierte de este modo en una luz clara para nuestros pasos y el modelo más elevado de inspiración. Queridos hermanos y hermanas, dejémonos acompañar por la Virgen hacia al Señor que viene, permaneciendo «vigilantes en la oración y exultando en la alabanza