Por Padre Pistolas
– Ahora se nos presenta en el evangelio de San Juan la ocasión de la mujer adúltera.
– Quiero primero hacer alguna aclaración para no confundir a una persona con otra.
– María Magdalena, como dice su nombre era de “Magdalia” era una mujer buena, generosa, porque le regalaba ropa fina a Cristo indudablemente que estaba enamorada de Cristo como todas las mujeres cercanas a Cristo, era fiel porque fue la única con la virgen que estuvo a los pies de la cruz, valiente y generosa, porque todavía no amanecía y fue al sepulcro para embalsamar el cuerpo de Cristo y tuvo la fortuna después de los soldados que cuidaban el sepulcro y de la santísima virgen de ver y conversar con Cristo, después de la resurrección de Cristo pero, nada que ver con la adúltera a la ley prostituta que derramó aquel frasco de perfume carísimo en la casa de Simón el fariseo.
– La exprostituta que beso los pies de Jesús, no sabemos su nombre, su origen o su fin y no conviene que se sepa.
– La adúltera tampoco sabemos su nombre, su origen o su fin ni nos interesa.
– Simplemente era la fiesta de los tabernáculos o tiendas, unas se ponían sobre el techo de las casas y otras se colocaban afuera de la ciudad, cosa que se prestaba para esas ocasiones de pecar, además estaban contentos por la cosecha del trigo, había vino y música y los escribas, maestros de la ley y los fariseo (palabra que significa: los puros, los santos, los escogidos, pinches hipócritas que buscaban tenderle una trampa por parte de la justicia ya que por parte de la verdad y de la bondad de Cristo no pudieron y buscaron la forma de encontrar una mujer casada en acción sexual con otro y, según la ley de Moisés debería ser muerta a pedradas, poniendo a Cristo entre la espada y la pared; si decía que habría que darle muerte ¿en donde estaba su bondad si Cristo decía que no, entonces lo acusarían de estar contra la ley de Moisés y entonces el muerto seria Cristo, pero no contaban con su astucia y siendo todos viejos y jóvenes pecadores llenos de vergüenza se fueron y quedándose solos, también Cristo le perdona, pero fíjense bien; “Vete y no peques más” le dice Cristo y nos dice lo mismo a nosotros.
– Nosotros como Cristo debemos perdonar ¿Qué ganamos con condenar? Mejor hay que buscar la forma de convertir a toda clase de pecadores, así todos los lideres, políticos, religiosos o sociales que hacen un llamado a la confrontación son líderes chafas, mándelos a la fregada.
– Cristo vino a salvar a los que se habían perdido.
– Padre Pistolas decía un señor de la tercera edad; fíjese que cuando acabo de hacerle el amor a mi mujer siento chiflidos.
– Méndigo viejillo, a tu edad ¿qué querías que te aplaudieran?
Que Dios los bendiga.