Mis más acérrimos oponentes

creen que soy demasiado visible,

demasiado vivo y

demasiado presente en los textos

Jacques Derrida

Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez

Estimado lector, gracias. Hace unos días el presidente López Obrador nos volvió a regalar una estampa, sacó su pañuelito blanco y repitió, como ya lo había hecho, que en su administración no hay corrupción que se barrieron las escaleras de arriba hacia abajo para terminar con ese mal que nos aqueja desde hace muchos años y que es un gran boquete para las finanzas públicas, el tabasqueño tiene razón cuando dice que varios se enriquecieron a costa del pueblo.

Pero no, la corrupción no se ha terminado, simplemente ha cambiado de manos y la narrativa oficial es que lograron exterminarla, el presidente se ofende cuando hay comparaciones con las administraciones del PRI y del PAN, pero la realidad no se puede ocultar con un dedo y las evidencias echan por tierra lo que el presidente imagina que ya sucedió.

Dice el Pejelagarto que ya se desterró a los corruptos, aunque les de coraje a los “concervas”, la misma frase repetida muchas veces, y en la mañanera una compañera reportera insiste “¿Por qué dice eso presidente?”, y le cambia el semblante a López, insiste “porque el presidente no es corrupto y ya no hay corrupción”, sin embargo, sus cercanos parece que no les basta el ejemplo o se sienten cobijados por el caudillo.

En las últimas semanas la 4T ha recibido dos severos golpes que han puesto fúrico al inquilino de Palacio Nacional, primero los resultados que presentó la Auditoría Superior de la Federación respecto a las cuentas del 2019, de inmediato se pidió una investigación y efectivamente aceptaron que había fallas en la metodología, pero no hubo rectificación en el costo que tuvo desechar la obra del aeropuerto de Texcoco.

El otro asunto, los amparos y la suspensión provisional sobre la Ley de la CFE que pasaron los diputados sin cambiarle una sola coma, así se los mandó el caudillo y obedientes lo hicieron. Cuando se dio a conocer los amparos, López estalló en cólera y desde la mañanera pidió una investigación para el juez, pero en lo mediático y en redes sociales se desató una dura campaña para presionar al Poder Judicial.

Aunque insisten en la división de poderes y el respeto que debe existir, lo cierto es que el Ejecutivo se le ha impuesto al Legislativo, no hacen nada que pueda molestar al patrón, lo poco que queda en el país es el contrapeso del Judicial al que las presiones le van a seguir llegando por montones. Aunque en eso de la corrupción, la verdad es que los tres poderes están manchados, tienen a sus impresentables y un largo historial, pero se debe respetar el mandato constitucional, aunque no le guste a López.

Terminar con la corrupción no es lo mismo que terminar con los corruptos de antes para instaurar a otros, no se hace por decreto y no ha sucedido, ahí están las compras discrecionales, asignaciones directas dejando de lado los procedimientos como las licitaciones, y que seguramente la auditoría documentará nuevas irregularidades en el año de la pandemia, o sea del 2020, eso lo sabremos este año.

La corrupción tiene muchas formas y un pañuelito blanco no es muestra de que se terminó en el sexenio de los superiores morales ni de los “concervas”. Pero mejor, ahí la dejamos.

Entre Palabras

¿Hacer campaña a favor de Trump y luego suplicar a Biden por vacunas?

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Hasta la próxima.