Todas las personas tienen la disposición

 de trabajar creativamente.

Lo que sucede es que la mayoría jamás lo nota.

Truman Capote

 Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez 

Estimado lector, gracias. El discurso de Andrés Manuel López Obrador en el sentido que el pueblo bueno está muy avispado y ya no es tan fácil engañarlo cobra sentido hoy más que nunca, esas palabras son aplicables a las campañas anticipadas de posicionamiento de aquellos que quieren estar en la boleta en el 2024, los vamos a ver hacer de todo hasta ir en contra de sus principios que tanto pregonan y que vomita sistemáticamente el presidente de la República en sus conferencias mañaneras.

A Enrique Peña Nieto se le construyó una imagen por más de seis años para que se convirtiera en candidato, lo pusieron al lado de una famosa actriz de telenovela sobrina de Miguel de la Madrid, le crearon una historia de amor según los estereotipos del canal de las estrellas que resaltaron durante la campaña del 2012, hasta atractivo le parecía a un sector femenino que le crearon un club de admiradoras. Mientras que López Obrador se creó una imagen de caudillo, el pobre que busca el bienestar de todos, el que se quita la camisa por el desvalido y sufre igual que todos, no tiene o no quiere acceso a los medios, el pobre pero honrado que se implantó en la identidad nacional de las películas de la época de oro.

Aunque las imágenes políticas tienen fecha de caducidad e irremediablemente cambian cuando se llega al poder y las acciones, la irresponsabilidad, la corrupción, la intolerancia, el poderoso discurso de los actos terminaron por resquebrajar la reputación de Peña Nieto y luego de López Obrador, nos enseñaron que el marketing político juega para los dos lados conservadores y neoliberales y al final las evidencias están ahí para quien las quiera analizar.

Aquí se lo dije, hace unos meses se dio la instrucción desde Palacio Nacional para que un grupo de especialistas le cambiaran la imagen a la jefa de Gobierno, que fuera una calca del Pejelagarto cuando ocupó ese mismo encargo en el 2000 y entonces se catapultó como candidato a la presidencia en el 2012. Le pidieron que ya no hablara de la desgracia de la Línea 12 donde perdieron la vida 27 personas y 80 resultaron heridos. La instruyeron para no confrontarse con periodistas o que diera evasivas. Le asignaron a Martí Batres para que se fajara con la oposición que les arrancó nueve alcaldías. Y hasta le cambiaron los colores institucionales que venía utilizando para que predomine el guinda que es el color del partido de López.

El mejor estratega que tiene Claudia Sheinbaum es el mismísimo presidente, es su promotor y ha quedado de manifiesto cuando la presenta en sus giras en una campaña velada, un grupo dentro de Morena ya le grita ¡presidenta, presidenta! Pero la realidad es que, como rancio priista, López puede tener un tapado y ella sea quien esté acaparando todas las miradas para dejar el camino libre a otro u otra.

La mutación de Sheinbaum como candidata es notoria, ahí quedan las fotografías con exceso de photoshop y la entrevista exclusiva que parece un publirreportaje de la funcionaria en El País, publicación dirigida a la población de nivel medio para arriba, con nivel de estudios de licenciatura para arriba, quizás buscando reivindicar el lugar que perdieron en la elección pasada y las acusaciones sin sentido de López Obrador, quien los culpa de la derrota y de ser “muy manipulables”. Una revista que fácilmente se puede calificar de fifí, de clasista como lo hacen los morenos.

A eso hay que agregar la promoción de lo que ellos llaman la “ratificación de mandato” que sirve para promocionar al presidente y de paso te hablan del trabajo de la jefa de Gobierno. Pero como ya lo he dicho, ella no es López, no tiene esa simpatía ni ese arrastre, ella no puede movilizar a tres millones de personas del Museo de Antropología e Historia al Zócalo, no sobreviviría a un desafuero, no conoce todos los municipios del país como se jacta el Pejelagarto, y lo más importante, fuera de la capital ¿Quién la conoce?… pero mejor ahí la dejamos.

Entre Palabras 

Sonó como rumor la renuncia de Jorge Alcocer a la Secretaría de Salud. Nadie podría culparlo por irse, a estas alturas hasta un favor sería.

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Hasta la próxima.