Por Arturo Suárez Ramírez
Luego de un regaño al titular de la Secretaría de Salud Jorge Alcocer, y del Insabi, Juan Antonio Ferrer Aguilar, en Zacatecas la tarde del 25 de noviembre del 2021, el presidente se lanzó un reto, dijo que “si no resuelvo desabasto (de medicamentos), me dejo de llamar Andrés Manuel”, el tiempo pasó y la palabra del mandatario se devaluó, los usuarios de los servicios de salud reportan que sus recetas no son surtidas por completo. ¿Por qué el Pejelagarto se hace llamar Andrés Manuel si no cumplió?
Claro que se trata de una frase hecha y no se puede creer a pie juntillas lo que declara el jefe del Ejecutivo, lo mismo anunció en sus discursos que llegaríamos a tener un servicio de salud como el de Dinamarca, claro que también era ingenuo creerlo con una historia llena de deficiencias desde el siglo pasado, se sabía que no se lograría sin inyectar más presupuesto y sin cortar los hilos de la corrupción que desangra los dineros. Pero tampoco se esperaba que nos sumiéramos en una crisis por el capricho de López Obrador y la ineficiencia de su gabinete de salud.
Resulta que el Seguro Popular creado en tiempos de Felipe Calderón, daba servicio a 53 millones 530 mil 359 personas es decir 44.7% del total de la población, se surtían recetas y aunque faltaban medicamentos no se llegaba a la carestía total que dan pie a un sin fin de historias llenas de dramatismo, para colmo a pesar del problema de desabasto en el sector salud, para 2023 el presupuesto total para medicinas podría caer casi 15%, de acuerdo con el paquete económico, eso sí, se intenta desvirtuar desde el discurso de Palacio Nacional como la lucha de los papás de niños con cáncer, que ha dejado 3 mil menores muertos por falta de medicamentos, han sido tachados de golpistas por el zalamero mayor de la 4T, Hugo López-Gatell.
Este tipo de personajes son los que le hacen creer al rey que lleva unos excelentes y elegantes ropajes, mientras como en el cuento, el monarca se pasea desnudo ante su pueblo. Así las carencias que se tienen en el sector salud son muy grandes e hicieron crisis en la pandemia, claro que esa calamidad no es su responsabilidad, pero si la forma de enfrentarla y que ha cobrado la vida de 329 mil 896 mexicanos. No se puede olvidar que el sistema de salud se colapsó, muchos murieron en sus casas por el temor de llegar a los hospitales, mientras se mandaban mensajes equivocados de no usar la mascarilla y de abrazarse, pero en todo ese drama la 4T encontró el justificador a sus grandes fracasos.
En ese contexto de pandemia a López-Gatell le construyeron una imagen de héroe de barro, en pocos días se fue por la borda su credibilidad científica, desde Palacio Nacional insistían que México era ejemplo a nivel mundial en el manejo del SARS-CoV-2, aunque a Gatell todo le había salido mal, el sistema Centinela fracasó, rápidamente se cruzó la línea de lo pronosticado por ese funcionario de 60 mil muertes que había sentenciado como una gran catástrofe, tuvo que tragarse sus palabras y nunca se fue a despachar a la Organización Mundial de Salud (OMS), fue algo así como el aplauso para Rocío Nahle por los miembros de la OPEP, no era para ella pero se lo adjudicó para su publicidad personal.
Por el manejo de la pandemia y los malos mensajes mandados a la población hubo llamados internacionales, claro que, desestimados por López Obrador, pero esos números no se podrán ocultar para siempre y de las políticas en salud hay responsables con nombre y apellido. Ahora la revista especializada “The Lancet” tacha a México y sus autoridades como “mal ejemplo e irresponsables” durante la pandemia.
Así se van derrumbando los funcionarios de la 4T, los humanistas, el científico que justificó al mandatario con su “detente”, el que cambió la bata por la justificación barata y sin rigor al lado de moneros de poca monta y sometidos por voluntad al caudillo, dirán lo que quieran, pero estábamos mejor cuando estábamos peor… Aunque mejor ahí la dejamos.