Palabras Más / Ponerle el cascabel al gato
La lluvia se detendrá, la noche terminará,
el dolor se desvanecerá.
La esperanza nunca está tan perdida
que no se puede encontrar.
Ernest Hemingway
Por Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Aquí lo he dicho repetidamente, porque es un tema que debe estar en la mente de los lectores, en tiempos de la 4T se le ha empoderado como nunca a las Fuerzas Armadas por parte del Ejecutivo, ese que no hace mucho se desgarraba las vestiduras por la militarización en tiempos de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto, que ni ellos se atrevieron a tanto y porque los que hoy son gobierno sirvieron como freno para esas acciones, claro que también los abusos que tomaron gran relevancia se hacían eco en medios de comunicación que hoy son calificados de traidores.
Pero no perdamos el punto, el Pejelagarto no solo no regresó a los militares a los cuarteles, pregonaba que eso sucedería desde el 2012, después para la campaña de 2018 aseguró que eso sería casi de inmediato cuando él llegara a Palacio Nacional, los convirtió en empresarios, administradores, constructores y les dio marco jurídico con la complacencia de sus partidos aliados y el PRI de Alejandro Moreno, por fin aceptó que se había equivocado y diez años después el 6 de septiembre de este año dijo que cambió de opinión sobre el papel de las Fuerzas Armadas en la seguridad pública.
Si Felipe Calderón se creía el general de generales y ejercía el poder en medio de un clima crispado que dejó 120 mil 463 muertos en el sexenio de la guerra declarada por el michoacano. Con Enrique Peña Nieto la cosa no cambió mucho, solo que le dejó el protagonismo a Salvador Cienfuegos, pero la estrategia provocó el fallecimiento de 156 mil 437 personas. Con López Obrador, el humanista suma 136 mil 597 homicidios, salió peor y se escondió detrás de las camisolas verde olivo y con ellos cogobierna, hoy se pone en duda ¿Quién obedece a quién?
No se puede negar las presiones que recibió el tabasqueño para que protegiera al general peñista Cienfuegos que fue detenido en EU y luego regresado a México donde de inmediato se le dejó libre y se le exoneró. La periodista Anabel Hernández declaró que Luis Cresencio Sandoval había coaccionado al presidente para negociar con Donald Trump la liberación, pues las cúpulas castrenses estaban muy molestas.
En medio de la polémica y defensa para que los titulares de la Sedena y Semar no comparezcan en las Cámaras, hay que recordar que estos secretarios se les ha visto muy activos políticamente, incluso Luis Crescencio tuvo que recular sobre los llamados de apoyo a la 4T durante “La Marcha de Lealtad” y donde pronunció un discurso oficial en el que pareció hablar más como dirigente del partido. Mientras que Luis Rodríguez Bucio de la Guardia Nacional acudió a Torreón en un acto meramente político a pronunciarse a favor de la revocación de mandato, y que decir del almirante Rafael Ojeda Durán a quien algunos senadores lo acusan de ejercer presión para que los legisladores votaran a favor del aumento de estancia del Ejército en labores de seguridad pública hasta 2028.
En medio de la polémica generada por la cancelación del Luis Cresencio Sandoval y Rafael Ojeda Durán, los secretarios de Defensa y Marina respectivamente acompañaron a la secretaria de Seguridad Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, quien fue la única que respondió ante el Pleno de la Cámara Alta, pero a los titulares de las dependencias les reclamaron no haber acudido a la reunión con diputados.
En los tiempos del “lopezobradorato” que resultan una contradicción, en la que el realismo mágico o el absurdo kafkiano se quedan cortos, somos testigos del regreso de la participación de los militares en política, no es que no lo hicieran de manera velada, no es que no incidieran, pero siempre guardando las distancias desde que tuvieron a Lázaro Cárdenas, el último general en la presidencia.
Las Fuerzas Armadas son defendidas por el Ejecutivo a capa y espada. En tiempos de conjetura hay que hacer preguntas para los militares. ¿Les interesa la presidencia? ¿El regreso de los militares a la máxima magistratura? ¿Con tanto poder quién le pone el cascabel al gato?… Pero mejor ahí la dejamos.