Por Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Palabras Más / De nuevo metió la pata
Un nuevo papelón se aventó el Pejelagarto con su Grito de Independencia y luego con sus discursos que en todo momento fue una justificación a ultranza de la militarización que vive el país. Y es que no hace mucho el presidente aceptó que cambió de opinión con aquello de regresar a las Fuerzas Armadas a los cuarteles y con ello, aunque no les guste a sus seguidores, se le dio la razón al villano favorito Felipe Calderón, claro que ahora hacen maromas para disculpar a su líder sectario, pero se necesitan dos dedos de frente para saber que no hay resultado y se trata de gobernar con el Ejército a un lado.
Las arengas que gritó el presidente desde el balcón presidencial, frente a más de 140 mil asistentes, fueron un boomerang que le pegó al tabasqueño con aquello de que “¡muera la corrupción!”, luego de repasar instantáneamente la historia reciente uno se pregunta a que se refiere. Puede ser a la de sus hermanos recibiendo fajos de billetes que en voz del presidente dijo que eran aportaciones para su movimiento. Quizás a la rasurada de 10% del sueldo para los que trabajaban con Delfina Gómez. A la terminación de los concursos de licitaciones y la asignación directa del 80.6% de contratos. O… a las 25 casas de lujo de Bartlett, la de Houston de su hijo José Ramón López Beltrán con un valor de más de 600 mil millones de dólares, las propiedades de Irma Eréndira y familia. ¿Muera la corrupción de quién?
Acompañado de sus tres corcholatas favoritas y de invitados internacionales como Evo Morales y José Alberto Mujica, luego gritó ¡muera el clasismo! ¡Muera el racismo!, lo mismo, ¿A cuál se refiere? Si ha sido López Obrador y los suyos los que desde el 2006 se ha encargado de dividir entre pobres y ricos, entre legítimos y espurios. El hijo de Macuspana se la ha pasado insultando desde su púlpito mañanero e invita a sus sordas rabiosas que maneja Jesús Ramírez Cuevas para los linchamientos en redes sociales. Ha sido el presidente quien estigmatiza a los periodistas y no le importa que solo sean trabajadores, el barre por completo y no usa el mismo rasero para sus zalameros.
Esto puede quedar para el anecdotario, un recuerdo de cuarta festividad patria, pero dicen que la forma es fondo y el 16 de septiembre, desde el Zócalo capitalino repleto de efectivos de las Fuerzas Armadas, los discursos de los titulares de la Sedena, Marina y Guardia Nacional, justificaron la militarización, con ello López Obrador comete la mayor traición a la historia de las luchas ciudadanas. Aquí se lo dije y lo repito, de aquel luchador social que fue López Obrador hoy no queda nada, lo peor es que todavía lo rodean varios que sobrevivieron al 1968 y 1971, los que luchaban por saber qué pasó con los desaparecidos de la guerra sucia, son una mal caricatura.
Por si fuera poco, López Obrador se refirió de nueva cuenta a la paz mundial, esa paz que los mexicanos tanto ansiamos y que prometió cuando fue candidato en el 2018, no lo va a conseguir y la inseguridad ha cobrado la vida de 130 mil 670 mexicanos, 40 comunicadores, más de 13 mil feminicidios y no hay captura de los grandes capos, solo una narrativa que pretende extender por todo el orbe, quisiera aplicar un engaño como el que lanza todos los días.
¿A qué paz se refiere el presidente? ¿A la que tienen en Chihuahua, Michoacán, Sonora, Guerrero o Zacatecas? ¿O a la paz que existe en su imaginación y lanza una risa socarrona para decir “ahí están las masacres y luego se confirma lo peor? O… ¿Cuándo minimiza lo ocurrido en Veracruz y dice que no era para tanto?
López Obrador no será el mejor presidente de México, López no será el líder que pretendió ser para América Latina, ni un referente a nivel mundial como pacificador. Mykhailo Podoliak, asesor del jefe de la Oficina del presidente ucraniano Volodímir Zelenski, señaló al presidente Andrés Manuel López Obrador de utilizar la guerra para su beneficio político, eso pone en su justa dimensión al militarista, clasista, racista y contradictorio caudillo del Palacio… pero mejor ahí la dejamos.