En presencia de la Oscuridad total,

la mente cree que es absolutamente

necesario crear luz.

Isaac Asimov

Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez

Los políticos profesionales se deben anticipar a los fracasos y de ellos sacar lo mejor para sus fines personales, que no nos vengan con el cuento que es por el bien del país y menos con el historial que cargan todos los partidos que cuentan con una larga lista de impresentables. Por eso dentro del presupuesto del presidente López Obrador estaba perder la votación de su Reforma Eléctrica, así como tampoco le van a pasar la Electoral, ni la de la Guardia Nacional, lo que resta del sexenio ya no habrá modificaciones constitucionales y que bueno.

Lo que si gana López Obrador y su partido es darle una buena zarandeada al Instituto Nacional Electoral (INE), la cual se veía venir luego de la Consulta de Revocación de Mandato que reflejó 16 millones de votos y una pérdida de mil 567.4 millones de pesos que fue el costo del capricho del presidente, a eso ascendería su capital para el 2024, pero sin el factor López en la boleta como su candidato y cojeando de lo mismo que en el 2018, una corrupción imperante que no se puede ocultar y menos se pudo erradicar, esa fue la bandera para sacar a Enrique Peña Nieto y su banda de ladrones de Los Pinos y el voto de confianza de los indecisos.

Tanto que le gustan las campañas negras y de desprestigio al Pejelagarto y a sus incondicionales que la han emprendido contra los legisladores que le negaron con 223 votos esa reforma eléctrica, todos los días en redes sociales, en los discursos y en las opiniones de los tinterillos patrocinados por Jesús Ramírez Cuevas va la cantaleta de “traidores a la patria”, hay violencia verbal tanto que el INE pidió que el presidente de Morena, Mario Delgado y Citlali Hernández bajaran de sus cuentas de Twitter esos mensajes. En un régimen unívoco, claro que no se mandan solos y la estrategia de repetición y estigmatización viene desde Palacio Nacional.

La ruta ya está marcada y no habrá Reforma Electoral, por lo menos no en esta legislatura por lo que se tendrá que contender con esas reglas y con este instituto, pero cuidado con los recortes que le harán al INE, incluso este año el órgano electoral tuvo una disminución del 26%. Lo que, si habrá, será una estigmatización como “traidores a la patria” sobre los consejeros, Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, se les va exhibir como acostumbra López, desde su mañanera y usando recursos públicos. Eso no es nuevo, así lo hicieron desde 2006 con su plantón y mantas en una especie de tendedero, ahí también estaban los rostros de comunicadores que según ellos les robaron la presidencia, pero nunca presentaron una sola prueba contundente, solo ofrecieron dichos y nada más.

Insisto en que López Obrador no es dictador, no porque no quisiera, sino porque sus alcances no le dan para eso, pero un ejercicio electoral con un INE débil, sembrando dudas en la sociedad, teniendo más de 20 millones de beneficiarios de los programas sociales y sumidos en una crisis económica como en la que vamos encaminados, además de tener acceso a todos los dineros públicos para usarlos como se les pegue la gana, la UIF y la FGR operando a su favor, conservarían el poder a costa de lo que tanto criticaron. Por eso la figura de López Obrador el “demócrata” se desvanece cada día que pasa.

Las advertencias de regresión están documentadas y no son pocas, no solo se refieren en democracia como cuando Bartlett organizaba elecciones desde la Segob, en materia educativa hay rezago de por lo menos 10 años y caminando un plan para adoctrinar, la inseguridad no baja, las obras de la 4T como el AIFA, Tren Maya y Dos Bocas no se verán sus resultados inmediatamente sino hasta años después, falta el empleo con un déficit de 15.6 millones de personas desempleadas, los problemas son grandes y López ya no pudo, por eso le interesa conservar el poder aunque sea en otra persona.

Como dice José Woldenberg, ex consejero del INE, “está en juego el México de los próximos años, si va a reproducir su vida política en un formato democrático o en un formato autoritario”, ya sabemos que opción elegiría nuestro presidente… Pero mejor ahí la dejamos.

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Hasta la próxima.