Por Jorge Martínez Cedillo

Ciudad de México a 25 de marzo del 2024.- La Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos (UMFFAAC) prevé que de prohibirse el glifosato a partir del primero de abril y cuando se terminen los inventarios de este herbicida en el país, se verá una crisis de producción y un gran malestar en el campo mexicano por no contar con esta herramienta necesaria para la producción agrícola.

La industria de protección de cultivos valora la preocupación de las y los legisladores por la salud de los mexicanos. Los reconocemos, pero también les recordamos que accionistas, directivos y colaboradores de las empresas que comercializamos glifosato y demás productos fitosanitarios o plaguicidas, vivimos en México y comemos diariamente tortillas y muchos otros productos de maíz, así como de todos los cultivos: hortalizas, frutas y cereales que usan glifosato.

La UMFFAAC no es una organización espectadora de lo que sucede en el campo mexicano; lo apoyamos para producir más con los más altos niveles de ciencia y tecnología actualizados, manteniendo una preocupación permanente en nuestra salud y la de los más de 128 millones de mexicanos, y la de todos los habitantes de los países que importan los productos del campo mexicano.

De todas las grandes agriculturas mundiales, sólo México está a punto de aprobar la prohibición del glifosato. Consideramos que esto es un error: hará menos competitivos a los productores agrícolas nacionales, se puede perder hasta el 40 por ciento de la producción de cereales y otros cultivos por no contar con este herbicida.

La población mexicana no gozará de mejor salud por prohibir el glifosato, y sí podrá tener una afectación porque el costo de producir en el campo se encarecerá y no le alcanzará el dinero por el aumento en los precios de los productos de cada cultivo, disminuyendo así la nutrición de los mexicanos.

La UMFFAAC apoya al sector agroalimentario, que se sitúa como el mayor generador de ingresos por divisas después de las armadoras, mayor que las remesas, turismo o el petróleo. La industria de protección de cultivos cuida la ecología; cada uno de nuestros productos, antes de poder comercializarse deben demostrar ante la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), que no son cancerígenos, teratogénicos o mutagénicos y que no agreden a la ecología.

Gracias a nuestros productos, el mundo no ha sufrido una hambruna, pues en casi la misma cantidad de hectáreas agrícolas que había en el año 1900, cuando habitaban la tierra poco más de mil 500 millones de seres humanos, hoy se alimentan ocho mil millones de personas.

Dicho esto, la UMFFAAC ratifica que el glifosato es el herbicida más usado en el mundo y está registrado en todas las grandes agriculturas del planeta en los cinco continentes y en más de 120 países; sólo la IARC declaró que “es probablemente cancerígeno, colocándolo en el grupo 2A” (igual que comer carne roja, tomar bebidas muy calientes, ser peluquero o trabajar de noche).

Sin embargo, la misma Organización Mundial de la Salud (OMS), de la que depende la IARC, declaró que sus análisis no fueron debidamente hechos. Todas las agencias de prestigio internacional, como las de Europa, Estados Unidos, Japón, Canadá, Brasil, la India y China han aprobado su uso de acuerdo a las indicaciones de la etiqueta.