Quiroga Mich; a 20 de septiembre del 2024.- Guillermo Valencia, quien intentó consolidar su poder uniendo fuerzas con la entonces dirigente estatal del PRI, Xóchitl Ruiz Gonzales, tras su fracaso como candidato del Partido Verde Ecologista, ha demostrado ser un líder oportunista, más interesado en el beneficio personal que en el bienestar de su partido.
A pesar del esfuerzo de Xóchitl por fortalecer la estructura del PRI y promover un liderazgo auténtico, la falta de visión y compromiso de Valencia ha contribuido a una dirección errática que ha debilitado las bases del partido y desilusionado a los votantes.
Por su parte, Marisol Aguilar no ha sabido aprovechar su oportunidad, perdiendo por un amplio margen ante Juan Carlos Barragán.
Su constante intento por descalificar a otros, incluyendo ataques infundados hacia Xóchitl Ruiz, revela una falta de madurez política y una incapacidad para ofrecer propuestas constructivas.
En lugar de unir al partido, ha fomentado divisiones que solo han generado más caos y desconfianza. Es importante señalar que Xóchitl, con su liderazgo, durante su cargo, trabajó incansablemente por la cohesión del partido, enfrentando obstáculos significativos debido a comportamientos destructivos como los de Aguilar y Valencia.
Como resultado, en Quiroga, tenemos a Karina Campuzano y Sergio Garnica, candidatos impuestos en la elección, que no lograron conectar con los electores.
Son ejemplos claros de la falta de criterio en la selección de candidatos.
Candidatos que utilizaron a la gente prometiendo puestos ante la líder Marisol Aguilar intima amiga de la hoy regidora Karina Campuzano y a quienes se apoyo hasta económicamente con dinero para la campaña, utilizando a la militancia y que hoy estando en el poder dan una patada ignorado.
Su presencia en la boleta solo reflejó el distanciamiento de la realidad de las necesidades de la ciudadanía, resultando en una de las peores votaciones en la historia del partido.
Esta imposición de candidatos sin una base sólida ha sido un factor determinante en el deterioro de la imagen del PRI.
Es evidente que estos actores han contribuido a una cultura de prácticas cuestionables y decisiones erróneas que han llevado al partido a una situación precaria.
En lugar de centrarse en el crecimiento y la mejora del partido, han priorizado sus intereses personales y han olvidado la misión fundamental de servir a la ciudadanía.
Es momento de reconocer que el liderazgo debe estar en manos de quienes realmente están comprometidos con el partido y su gente. La integridad y la dedicación al servicio público son cualidades que deben prevalecer.
Xóchitl Ruiz, por su parte, ha demostrado un compromiso constante con el fortalecimiento del PRI y su relación con la comunidad, aunque se vio orillada a dejar el partido y unirse al Partido Verde Ecologista debido a las circunstancias adversas.
Es hora de que el PRI se aleje de figuras que solo han traído desprestigio y desilusión, y se enfoque en un futuro que refleje verdaderamente los intereses y necesidades de sus electores.