Por: Lilia Cisneros Luján
7 de agosto 2019
El próximo domingo, se realizará una faramalla con la cual se pretende, dar la impresión de un proceso democrático para la ¿elección? de líderes priístas. Difícil evitar el escándalo, cuando por años no se ha atendido a la militancia, la cual por cierto en un porcentaje muy elevado está excluida de la “listas”, lo cual de entrada le arrebata a los auténticos priístas ser partícipes de esta aparatosa, costosa y falsa opción.
En la plenitud mundial del odio, no solo como discurso sino estratagema publicitaria para aniquilar al contrario, al igual que en su momento –desde el siglo XIX- hicieron los Ku Klux Klan y en diversas variantes el antisemitismo; hoy los republicanos del norte y los de la 4T de esta patria tan golpeada, señalan con parcialidad y prejuicio, al priísmo como si fuera algo peor que Satanás. ¿Será por ignorancia o por problemas emocionales no resueltos su incapacidad para el análisis cronológico objetivo?
Por casi cuatro años, el hoy presidente de los Estados Unidos, promovió el descrédito de la población latina, si a esto le agregas la ignorancia de buena parte de la población acerca de la propiedad original de lo que hoy conforma Texas, Nuevo México o California, es fácil comprender como es que un joven veinteañero, se arme y salga una mañana de domingo a matar congéneres. ¿Se resuelve esto con demandas internacionales entre dos países que tienen la insuperable situación de ser vecinos? En Estados Unidos, algunos burócratas de color[1] ponen trabas a los blancos naturalizados –son ciudadanos- que solicitan un pasaporte o una licencia, solo porque no nacieron en USA. Algo similar ocurre en Francia, donde no se reconoce el “jus soli” y desde siempre los nacidos allá pero de padres extranjeros son discriminados.
En este contexto, donde según el que califica, son odiosos los palestinos o los judíos o los sirios o los naturales de algunos países que formaron parte de la Unión soviética ¿Puede haber democracia? Rumbo a los tres mil años de historia, los atenienses, con Aristóteles a la cabeza establecieron un sistema de gobierno sustentado en el poder del pueblo. ¿Qué poder real tienen los militantes priístas borrados de las listas de pertenencia? O Peor aún, algunos de los antiguos delegados de la ciudad, en sus programas de arreglos de banquetas, omitían las de algunos ciudadanos porque eran clasificación “O” es decir de oposición. ¿Se llevaron esta filosofía de exclusión los tránsfugas –de diversos partidos- que hoy militan en Morena? ¿Puede haber democracia perfecta? Aristóteles, lo negó de forma más contundente que el mismo Platón y es que resulta más que utópico considerar que todos pueden mandar sobre uno –mandantes sobre mandatario- y que cada uno, según su turno, pueda mandar sobre todos, sin caer en la tentación de extender el periodo de su mandato, bien por la reelección o por la modificación legislativa que quite el estigma de ilegitimidad del beneficiado.
Ganar a como de lugar, aun cuando en esencia ello se logre mediante actos que nulifican la democracia, es propio de una naturaleza humana carente de madurez emocional, sentido de justicia y valor para asumir que el mejor poder es el repartido entre muchos. Esto es tan importante que aun los más reacios a aceptar la primacía del pueblo, escribieron y filosofaron sobre su concepto particular del tema. Lo mismo Maquiavelo que Rousseau, Epicuro, Empédocles y muchos otros en diversas etapas de la historia expresaron sus opiniones respecto al sentido que daban a las diversas formas de organización política. A pocos de ellos como sucede hoy día, se le ocurría admitir que gobernar no es algo sencillo, lo mismo una ciudad, un país, cierta organización privada –club, fundación, sindicato- e incluso el conjunto de vecinos en un edificio o una colonia; y mucho menos admiten que se requiere de cierto conocimiento y grado de honestidad para su participación en el proceso de elección de quienes deben conducir el destino de tales personas.
Mucho antes que la no reelección se convirtiera en México en eslogan revolucionario, los griegos afines a la democracia, aseguraban que salvo en casos excepcionales una misma persona no debe ejercer dos veces el mismo cargo -excepto en el caso de la guerra- los puestos públicos deberían ser de corta duración y preferentemente ocupados por gente capaz de administrar la justicia, con habilidades propias de la tarea a desempeñar y en cualquier caso cumpliendo con la obligación de rendir cuentas.
El hecho es que este próximo domingo 11, muchos auténticos militantes del PRI, preocupados por el cúmulo de homicidios en toda la república, el fallecimiento de connacionales en territorio hoy del vecino del norte, la salida sin freno de capitales –miles de millones de dólares según el IIF- que se adjudicaban a diversos fondos de inversión, con la consecuente incertidumbre, agravada por los miles de mexicanos que se han quedado sin empleo, NO podrán votar, porque con la misma simplicidad que un tecla te desaparece de la realidad virtual, han sido “Borrados” ¿De quien ha sido la mano negra que movió el borrador? ¿Oponerse sirve de algo o solo apoya el maléfico plan que desde hace lustros intenta desaparece al PRI?
Los militantes excluidos, se preguntan si el señor campechano será capaz de sentar en donde se debe a los traidores del partido. Desenmascarando los empanizados, los antes asoleados y hoy morenos, incapaces de reconocer que lo que son en buena parte lo obtuvieron del PRI que les permitió llegar hasta donde su capacidad les daba, es la única manera de recomponer lo que se han llevado entre los pies los simuladores y enemigos de lo que fue el partido que les dio oportunidades.
Si Usted es de los impedidos a votar, no se preocupe, ni se resigne a ser priísta vergonzante; escriba su punto de vista, díganle porque no está de acuerdo con su “democracia” y empiece a organizar otra forma de hacer valer sus derechos. Particularmente creo que lo único que nos puede unificar son los programas, las personas con facilidad enseñan sus maldades.
[1] Tengo en mi haber el de una empleada en Chicago, a la cual le molestó que una mujer blanca de la tercera edad, ciudadana estadounidense, hija de un veterano de la 2ª, guerra mundial, nacida en la Europa de los 40, solicitara un apoyo económico. La neurótica e ignorante burócrata se lo negó, porque era “rica”