Por Daniel Ambriz Mendoza
¡Y se volvieron locos!, una frase acuñada por comentaristas deportivos en el futbol para describir la escena donde un equipo de jugadores con amplia ventaja en su movimiento táctico termina por perder el balón sin riesgo para el oponente, el claro ejemplo de no saber qué hacer con la ventaja. En la LXIV Legislatura Federal están igual, en la sesión de apertura del Congreso General, celebrada el pasado 1 de septiembre del 2018, tanto diputados como senadores electos el pasado 1 de julio hicieron gala de sus debilidades más que de sus fortalezas, les salió el verdadero origen y dieron un triste espectáculo a la nación que tantas expectativas tiene en ellos, descalificaciones mutuas, reclamos, alarde de fuerza y protagonismos innecesarios fueron algunas de las acciones que los hicieron ver como masa de una misma cepa de la cual se intentará obtener tortillas con un sabor diferente.
Los ciudadanos mexicanos solo queremos que se hagan valer esas mayorías en el Congreso de la Unión para que simple y llanamente se corrija lo que a juicio del colectivo ciudadano está mal y se anduvo denunciando reiteradamente en las campañas políticas, ¡ahora es cuando!, tienen todo para hacerlo y no habrá más límites que los que les imponga la incapacidad, la codicia, la soberbia, la vanidad y su verdadero origen partidista. Parodiando a un popular comediante, vimos en la apertura de la primera sesión de Congreso General a los mismos legisladores con otras camisetas, las mismas camisetas con otros legisladores…todo en orden.
Que alguien cambie de posición partidista nada tiene que ver si es congruente con sus hechos, nadie tiene porqué estar sujeto a un proyecto que vaya en contra de los principios y los valores humanos del individuo que los profesa, por eso se tiene que pasar la prueba del ácido y en ese entendido, la persona debe demostrar con acciones que hace las cosas de manera distinta a su anterior inclinación, pero si seguimos escuchando y observando que hace lo mismo, o vemos cosas más contradictorias que las realizadas en su pasado, estaremos ante un clásico ejemplo de oportunismo político, ante un mercenario electoral o ante un individuo sin principios que solo busca vivir del erario público.
Para iniciar, cuando el momento ameritaba para una asistencia del 100%, 41 senadores y 99 diputados federales consideraron que había cosas más importantes qué hacer y no asistieron a la apertura de la sesión de Congreso General, exceptuando casos de verdadera justificación, la tasa de ausentismo a la primera sesión es alarmante, pudiera no serlo porque a eso estamos acostumbrados los mexicanos pero estamos ante un parteaguas de la política nacional, los electores dimos un claro mensaje a los políticos que contendieron por un cargo de elección popular, se les dijo a través del voto que se hagan las cosas de manera diferente, se les exigió mayor responsabilidad, se les pidió desquitar el sueldo, por eso se votó mayoritariamente en contra de un esquema político gastado y además agotado, ¿estos legisladores no lo entendieron?
Los integrantes de la LXIV Legislatura Federal deben comprender que no se trata de vencer al adversario, se trata de convencer a los ciudadanos que se manifestaron en las urnas el día de la jornada electoral, por eso, sobra la prepotencia, sobran las demostraciones de fuerza, sobran los desplantes de soberbia y de lucimiento personal. Los mexicanos deseamos que se apliquen con decoro en el cargo para el cual fueron electos, no nos importa su pasado, nos importa su actuación presente porque nos preocupa el futuro del país, ejemplos hay a lo largo de nuestro continente que nos deben motivar para actuar con patriotismo y evitar que el país se nos deshaga en las manos, Nicaragua, Venezuela, Argentina y Colombia, son solo algunos espejos en los que no nos debemos mirar, México es más grande que sus diferencias políticas internas, es el momento de demostrar lo que se ha dicho en el afán de conseguir la voluntad popular, hay temas torales que marcarán el destino de millones de mexicanos como lo son, la educación, la seguridad, la salud, la economía, la corrupción y el sistema de pensiones de los trabajadores. Señores diputados y senadores de la República, por favor, ¡no se vuelvan locos!, cumplan con su deber y compórtense a la altura de las circunstancias que la realidad nos está exigiendo.