No tener miedo…
No es de la fe de lo que estoy hablando.

Son imágenes, ideas.

No sé por qué tendría que deshacerme de ellas.

Milan Kundera

Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez

Estimado lector, gracias. Estamos en la antesala del proceso electoral más importante que va a definir el rumbo del país, o nos vamos a lo más recalcitrante del “Lopismo” o le quitamos poder, por eso están nerviosos en Palacio, quieren infundir miedo en los ciudadanos para que voten por su opción. El panorama nacional ha cambiado en tres años, desempleo, más pobres y dependientes de programas sociales, los más de 221 mil muertos por la pandemia y 83 mil 979 por el crimen organizado, mientras López da clase de arrogancia e intolerancia metiendo las manos en la elección.

El presidente López Obrador y su grupo inmiscuidos en el proceso electoral y eso que juró que iba a ser garante, respetuoso y que no lo haría, hoy cínico se afana que no va a permitir ningún fraude, como si no hubiera un árbitro de la contienda ni autoridad, todo se personifica en el tabasqueño, cual personalidad tóxica, siempre se trata de él, López es el proyecto y por eso se han encendido las alarmas, porque después de la tragedia de la Línea 12 la elección ya no la tienen tan segura.

Lo advertimos desde que llegó en 2018, los programas sociales serían utilizados para traficar los votos, los Servidores de la Nación promotores del voto y los Delegados Estatales del Pejelagarto sus operadores políticos, las vacunas contra el SARS-Cov-2 un recordatorio de quien nos salvó la vida en plena pandemia, mezquinos aquellos que no lo puedan ver, que no se le inclinen al inquilino de Palacio Nacional, ellos saben que es lo mejor para el pueblo sabio, pero que tratan como menor de edad.

Muchos errores y metidas de pata de la 4T ¿Cuántas veces habría pedido la renuncia de todo el gabinete y del mismo presidente, claro, si López fuera oposición? La respuesta es obvia, todos los días como en el sexenio de Vicente Fox, Felipe Calderón y Peña Nieto, estamos viviendo su peor versión como presidente, pero no solo son dichos, hay evidencia que nos da indicios que las cosas no van bien, los muertos por la pandemia, los 185 mil que se pudieron evitar, los 10 millones de nuevos pobres, la fuga de capitales, el cero crecimiento, la corrupción de sus cercanos, en fin, una larga lista.

En los peores tiempos del PRI se utilizaba la estrategia de infundir terror en la ciudadanía y captar el voto, varios de los viejos priistas sienten nostalgia por aquellos años en que Díaz Ordaz declaraba que había salvado a México luego de la matanza de 1968 y se sentía orgulloso, lo mismo pasó con el sismo de 1985 y Miguel De la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y su cuestionada elección de 1988 y Ernesto Zedillo con la devaluación de 1994, hasta que se abrió la verdadera posibilidad de usar el voto, se empoderó el pueblo en una elección que no organizaba la Segob y se sacó por primera vez al PRI de Los Pinos, una risa resultó el Zorro de Guanajuato.

Luego otros 6 años de panismo con Felipe Calderón quien no quiso la revisión exhaustiva del proceso electoral del 2006, así aceptaron las reglas, y López nunca pudo entregar pruebas contundentes del fraude, eso se le metió en los tuétanos y la venganza le corroe los huesos. Muertos y más muertos, el crimen desatado en las calles por una guerra que emprendió el “napolioncito azul”, todo para legitimarse. Éramos presas del miedo tanto que se regresó al viejo partido, al PRI.

Ya instalados en el nuevo priismo que Peña presumía como hombres y mujeres de una nueva generación, nos atropellaron con su corrupción obscena, nos enseñaron que eran los de siempre y peores, las mismas mañas y como ni unos ni otros habían cumplido, le abrieron la puerta para que llegara López Obrador, no había posibilidad de falla, un viejo priista converso, un conservador recalcitrante con mascara de liberar.

Así llegamos a la elección intermedia, con una gran desilusión a cuestas, pobres, sin trabajo, enlutados y con un régimen intolerante, persecutor y que ve va a radicalizar más, demoliendo instituciones que no le son afines, pero, aunque infundan miedo se puede convertir en coraje, por eso hay que salir a votar, por el que usted quiera, esa decisión será responsabilidad de todos… por ahora ahí la dejamos.