Por: Salvador Hurtado

EL CHISME:

Curiosamente los chismes en, las dependencias de gobierno de los poderes oficiales, empresas, colonia y de barrio, se han venido a la alta ya que las telenovelas no dan mucho de que hablar, si bien es que todavía subsisten, debido a que son puras estupideces y ridiculeces las que presenta nuestra inteligente y cultural televisión, y son tan pésimas que ahora se importan y transmiten telenovelas producidas en Turquía.

El que la gente siga metiendo sus narices donde nadie le llama, eso sigue a la orden del día. El chisme es algo fortuito en nuestro pueblo, lo mismo en los altos estratos sociales como en los medianos y bajos, con matices diferentes en cada uno..

En nuestro medio el chisme se usa para para perjudicar a alguien, especialmente en su honra. Abundan las lenguas viperinas que suelta lo primero que tiene al primero que se encuentran y así continúan hasta que causan diversos problemas a quien quieren molestar, ya sea porque quieren devolverle algún golpe o bien por el solo hecho de meter su venenito porque les cae mal.

Los chismosos no se están quietos porque su gusto es ver como arman broncas; llevan el germen de la destrucción en la lengua. Cada vez que la mueven es para enlodar a alguien, y todavía no se apaga el fuego de un chisme cuando ya están iniciando otro.

Los metiches no se quedan atrás porque les encanta meterse en lo que no les importa. Son felices cuando se ven envueltos en algún lio en el cual se hacen presentes aunque no tengan velo en el entierro; ahí están y no salen de el porque se enferman o mueren.

Gozan discutiendo con todo el mundo y tomando partido con quien les conviene, tengan o no la razón. En ocasiones ni siquiera saben porque están mezclados en la bronca, la costumbre es madrear al prójimo.

Desde luego que conforme se va subiendo en la escala social lo que es descarado y abierto en los bajos niveles sociales, se va haciendo más refinado en los altos círculos pero mayormente demoledor. En un chisme de barrio se sabe quién es la o el chismoso y se le puede reclamar cara a cara, pero con la gente del jet set nadie sabe, nadie supo; lo único es que el chisme comienza a correr y agárrese quien pueda, porque a quien le toque lo destroza; y siendo lo más socorrido la honra de quienes hacen su quehacer y ni cuenta se dan, siendo difícil que los afectados anden repartiendo como avisos de teatro un testimonio medico de su honorabilidad y aun así no faltara quien diga que la metieron a un sanatorio para reparación general, pues ya no era quinto.

La gente metiche abunda en el jet set con mayor razón debido al control que ejercen los mayores a través de la billetiza, y como normalmente la gente menuda no sirve para nada tienen que mantener la dependencia para poder subsistir. Todo se hace, desde luego, discretamente, porque nada debe ir contra la categoría y posición social de la familia.